Santo Domingo. Un estudio de Plan Internacional República Dominicana realizado por la antropóloga Tahira Vargas revela que la crianza de niños, niñas y adolescentes “se mueve en círculos de violencia” que ellos mismos reproducen y legitiman donde se desconfía de los métodos pacíficos como el diálogo y se confunde la autoridad con la violencia y el miedo, en la mayoría de los casos reproducida por el machismo a través de la población masculina.
La investigación “Yo me crie así”, Prácticas de Crianza en las Provincias de Elías Piña, el Gran Santo Domingo y La Altagracia, realizó 15 grupos focales y 429 encuestas en las cuales participaron adultos y adolescentes compartiendo sus respuestas a temas de violencia intrafamiliar y crianza, participación y comunicación, igualdad de género en la crianza, educación sexual, protección de la violencia y recreación en las diferentes etapas de crecimiento de las personas.
El 49% de adultos y 30% de adolescentes está de acuerdo con que “se dé una pela” a un niño/a cuando se porta mal. La crianza, la cual no se limita a las familias, sino que se extiende a la red de vecinos y vecinas, está permeada por patrones que reproducen y legitiman la violencia física, verbal, y psicológica. En las familias no se dialoga sobre la opinión o las inquietudes de hijos e hijas, sino que se imponen las tareas que deben realizar desde el uso de violencia física con relatos abusivos a base de varas, correas, piedras, así como las humillaciones con el castigo de hincar, encerrar o el maltrato verbal.
El estudio también evidencia que existe una fuerte desigualdad de género en las familias, por ejemplo, en la concentración de las tareas domésticas en las mujeres jóvenes y niñas, lo cual hace que tengan escaso tiempo para la recreación. En general, se mantiene la visión de la incorporación de la mujer al mercado laboral como una amenaza a la estabilidad familiar y al cuidado de niños y niñas, elemento que está sostenido en la cultura patriarcal que establece los roles de cuidado como tarea exclusiva de la mujer. Además, la violencia de género tiene una alta legitimación, culpabilizando a la mujer por no asumir roles tradicionales en el hogar.
Paula Disla, directora del Consejo Nacional para la Niñez y la Adolescencia (CONANI) manifestó: “Desde las niñas y adolescentes se normalizan conductas adultas que se traduce en inequidad y limitantes en su desarrollo pleno, por lo tanto, se requiere educar en la igualdad de manera que estas puedan tener oportunidades de progreso donde se potencien sus capacidades. A su vez, afirma que la familia es el entorno o espacio que debe garantizar protección, compañía, afecto, apoyo emocional a niños, niñas y adolescentes y es aquí donde se construye la formación de la personalidad de cada uno de sus miembros; es el pilar sobre el cual se cimienta el desarrollo psicológico, social y físico del ser humano.
Otro de los temas identificados en la investigación es el embarazo en adolescentes, donde la población adulta establece como un mecanismo de prevención es la prohibición de la interacción entre población femenina y masculina con una fuerte carga de miedo y represión. Esto se reitera en la recreación y juego, y se condiciona el juego-recreación para la población femenina al desarrollo previo de tareas domésticas.
“La educación sexual debe comenzar desde edades tempranas de la vida, antes de que los adolescentes practiquen conductas sexuales que los pongan en riesgo; el trabajo educativo que se realice debe ser en sinergia con todos los actores sociales para que los adolescentes puedan cuidar su salud y lograr mayor garantía en su desarrollo integral, afirmó Thomás Polanco, coordinador de la Alianza ONG por la Infancia.
En respuesta a los hallazgos encontrados en el estudio de Plan Internacional República Dominicana, se considera sustituir la educación basada en la violencia por una educación de crianza positiva basada en una relación de respeto a los derechos humanos del niño, niña y adolescente y la generación de entornos de buen trato y en igualdad entre la población masculina y femenina.
Virginia Saiz, directora de Plan Internacional RD, sostuvo: “Muchos de los retos que enfrentamos hoy como país en relación a la violencia de género, el embarazo en adolescentes y las uniones tempranas tienen la solución en la crianza y en cómo educamos y formamos a nuestros niños y niñas. A través de la crianza podemos desafiar las normas sociales y de género que perpetúan la desigualdad de las niñas y la violencia hacia la mujer. Los hombres deben ser parte de este cambio, asumiendo un rol positivo y activo en la crianza.