San Cristóbal. La basura, contaminación, desechos plásticos y las lilas cubren las aguas de río Nigua, en el municipio Boca de Nigua, en un cauce que recorre prácticamente por la provincia San Cristóbal, siendo el de mayor longitud de esa provincia.

La cuenca hidrográfica que nace en la cuchilla de la Guardia, San Cristóbal y desemboca en la playa de Nigua, se encuentra arropada de por una gran cantidad de desperdicios y escombros.

Personas entrevistadas manifestaron que la basura que exhibe el río no es arrojada por los munícipes que viven en la zona, sino que esos desechos llegan de otro lugar. “Toda esa basura viene de allá arriba, de San Cristóbal, por unos carretilleros que entran a depositar toneladas de desechos desde tempranas horas. Pero esto no es desde ahora, esto es de hace tiempo que han tomado el río para basurero”, indicó Teófilo Mieses, quien aseguró tiene alrededor de 15 años residiendo en esa zona. Agregó que la basura se estanca debido a que hay un palo “atravesado” debajo del puente por donde pasa el río que no deja que los desperdicios circulen y por ende se quedan atrapados. Indicó que otro factor que impide que las aguas arrastre el plástico es la cantidad de lila que tiene el caudal.

En ese sentido, Esteban Ozuna y Ramón Peña, ambos habitantes en las riberas del río confirmaron la versión de Mieses y afirmaron que ciertamente la suciedad que presenta la cuenca es a causa de los desechos que tiran es de otro lado. “Esa basura viene desde San Cristóbal, específicamente de Río Yubaso que es donde algunos arrojan sus desperdicios”, apuntó Ozuna. “Las autoridades tiene que hacer algo y limpiar este lugar, porque nosotros somos lo más afectados, ya que somos lo que vivimos en la orilla”, indicó Peña.

Sin embargo, Ozuna señaló que el síndico de San Gregorio de Nigua, Mélido Pérez, le dio acondicionamiento al río e incluso colocó varios contenedores de basura para que arrojasen los desperdicios, pero no dio resultado, ya que según él la basura viene de otro lado. “El síndico limpió todo esto no hace tanto tiempo y le acondicionó el lugar, pero la basura vuelve y se acumula (…) y el síndico no va estar todo el tiempo limpiando”, expresó. En tanto, María Domínguez explicó que aunque mucha de la basura que tiene en sus aguas el río proviene de los lugares ya citados, también algunos residentes en los alrededores tiran desechos.

“Es cierto que esa suciedad entra al río por que los carretilleros la arrojan, pero también por aquí hay muchos cómodos que se les hace más fácil lanzar sus basuras en río que ir a depositarla a un contenedor o esperar que pase el camión”, aseguró. Agregó que el problema no es solo gerencial, sino humano. “ Nosotros somos los que tenemos que crear conciencia y no arrojar nuestras basuras al río, mientras no aprendamos eso estaremos viviendo entre la contaminación y suciedad, porque muchos lo hacen solo para ganar un par de peso, aunque eso ponga en riesgo su salud y la de los demás”.

Familias asentadas en sus orillas manifestaron no aguantar la cantidad de basura y el hedor que en ocasiones expiden sus aguas, las cuales se han convertido en una especie de refugio para los insectos, ratones, entre otras “alimañas”. Además indicaron que tanta insalubridad y contaminación supone un sin número de enfermedades, como, la malaria, cólera y otras enfermedades que afectan la piel. Para evitar que la basura que arrastra el Río llegue a la playa Nigua, el Ministerio de Medio Ambiente colocó biobardas (soga) en dos extremos para recolectar esos desechos.

Conciencia
“Nosotros somos los que tenemos que crear conciencia y no arrojar nuestras basuras al río, por eso estamos así”

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