La tragedia en Jet Set sembró luto en decenas de hogares y arrancó la vida de figuras que ganaron el cariño popular
La concurrida y emblemática avenida Independencia se convirtió ayer en un trayecto de dolor y angustia. Más de dos kilómetros de vía, desde la avenida Churchill hasta la Núñez, fueron cerrados para agilizar la búsqueda y rescate de decenas de personas que se encontraban bajo los escombros del techo de la icónica discoteca Jet Set.
El perímetro acordonado estaba repleto de los vehículos particulares que trasladaron a decenas de personas a la fiesta que amenizaba “La voz más alta del merengue”, Rubby Pérez, y que pasada la una de la mañana terminó en una de las tragedias colectivas más fatales registradas en los últimos años en la República Dominicana.
La escena era desgarradora. Familias de tres y hasta cinco miembros se encontraban atrapadas bajo las pesadas losas de concreto en la zona del desastre donde ambulancias entraban y salían con dirección a distintos centros de salud y otras hacia el Instituto Nacional de Patología Forenses. Mientras, cientos de parientes, amigos y allegados esperaban apostados en el lugar del hecho en la incertidumbre de conocer el estado y paradero de los afectados. Hasta ayer, las autoridades informaban de más de un centenar de traslados a recintos de salud y más de 80 fallecidos. Un número que podría aumentar con el paso de las horas.
Con el polvo del desplome aún en su piel, en estado de pánico y bajo el calor del sol del mediodía, la señora Sandra Perdomo esperaba esperanzada en que su hija de 19 años saliera de los escombros. “No me voy a mover de aquí hasta que Pao salga”, expresó la mujer que al momento del derrumbe se encontraba en uno de los baños de la discoteca y logró salir ilesa. Con el techo también se desplomaba la esperanza de encontrar algunos con vida, pasadas las primeras horas del desastre. No obstante, las palmadas de los espectadores y familiares en cada rescate era un bálsamo en medio del dolor y la confusión.
En las primeras listas de fallecidos, resonaban nombres de figuras muy conocidas en el mundo del deporte, el espectáculo y la política como el de la gobernadora de Monte Cristi, Nelsy Cruz, quien desde los escombros había avisado al presidente Luis Abinader sobre la magnitud de la tragedia, a la que no sobrevivió.
Visiblemente consternado, el mandatario se presentó en el lugar junto a la primera dama, Raquel Arbaje.
Aproximadamente a las 12 del mediodía, las autoridades confirmaron la muerte del expelotero de grandes ligas Octavio Dotel, quien había sido rescatado con vida y consciente pero minutos después se reportó su deceso, dejando a muchos en el asombro.
Fueron momentos de incertidumbre. Bastante se especuló sobre el estado del merenguero Rubby Pérez, quien se mantuvo bajo los escombros por más de 15 horas, desde donde según testimonios de allegados cantaba para que lo identificaran, pero hasta a las 8:00 no se tenía una información certera sobre su estado.
Entre las víctimas mortales, figura su saxofonista Luis Emilio Solis, cuyo cuerpo fue llevado al Instituto Nacional de Patología Forense. Familiares y compañeros de trabajo lo describen como un hombre ejemplar y muy querido en el Liceo María Marcia Comprés de Vargas, de Los Mameyes, donde el músico se desempeñaba como profesor de Matemáticas. En el lugar del derrumbe, la desesperación embargaba a muchos. Los negocios contiguos al centro de diversión cerraron sus puertas, según dijeron, por recomendación de las autoridades.
La tragedia deja a decenas de hijos en la orfandad y una estela de dolor en muchos hogares. Antonio de Oleo, se presentó temprano en el lugar para dar con el paradero de su sobrino Julio César Valera, quien asistió junto a su esposa a la fatídica fiesta. Desgraciadamente el nombre de su pariente engrosa la lista de fallecidos. “Mi hermana (madre del fallecido) está muy mayor, creo que ella aún no sabe lo que pasó. Ahí veo la jeepeta parada” cuenta el señor quien más tarde se enteró que dos conocidas perdieron la vida en este hecho. La extenuante búsqueda de rescate y recuperación de cadáveres podría extenderse prolongando la angustia y consternación de familiares y todo un pueblo que se mantiene en la expectación de una las más grandes tragedias ocurridas en los últimos años en la tierra de la bachata y el merengue.