Enviado del papa Francisco aboga por el derecho a la vida. La virgen recibió una rosa de oro de parte del sumo pontífice
Un 15 de agosto, pero de 1922, los dominicanos acudieron a la Puerta del Conde para presenciar la coronación canónica de la virgen de la Altagracia, historia que se repitió ayer donde miles de feligreses celebraron los 100 años del suceso en el estadio olímpico Félix Sánchez.
A la ceremonia asistieron devotos de la llamada madre protectora de la República Dominicana de todas las edades, quienes desafiaron las altas temperaturas para presenciar el acto religioso donde participaron obispos del país, así como de Cuba, Haití y Puerto Rico.
Las condiciones climáticas no bajaron el ánimo de los fieles católicos que mientras estaban a la espera de “tatica”, cantaban y bailaban con emoción con ansias de ver el cuadro original de la virgen de la Altagracia, que arribó al centro deportivo pasadas las 11:00 de la mañana escoltado por miembros de la Armada.
Con canciones como “Ave María” interpretada por la soprano Natalie Peña Comas, los oficiales recorrieron todo el lugar para que los asistentes pudieran observar e incluso fotografiar el retrato, momento que sacó lágrimas en muchos de los presentes que se desplazaron desde diversos puntos de la geografía nacional para estar en la eucaristía que presidió monseñor Edgar Peña Parra.
El clérigo, quien fue enviado por el papa Francisco para conducir la misa, aprovechó el centenario de la virgen de la Altagracia para abogar por el derecho a la vida.
El representante del sumo pontífice manifestó que el lienzo de Altagracia representa la defensa de la vida y dignidad de todas las personas.
Asimismo, recordó que el artículo 37 de la Constitución establece que el derecho a la vida es inviolable desde la concepción hasta la muerte.
De igual manera, declaró que la virgen simboliza la defensa a los valores de la familia como institución y de los lazos familiares que han sido “denigrados y marginados”, indicando que siempre serán el punto de referencia más firme para la estabilidad de toda la comunidad humana y social.
El prelado también llamó a los jóvenes a prepararse para que en el futuro sean responsables y activos en las estructuras sociales, económicas, culturales, políticas y eclesiales de la nación.
“No se dejen seducir por aquello que pasa, por aquello que es ahora y luego no está; por las ideologías, que son los colonialismos modernos, por la droga, la violencia y las mil razones que aparentan justificarlas”, exhortó.
Ofrenda especial
En la liturgia donde estuvieron presentes la vicepresidenta de la República, Raquel Peña; la primera dama, Raquel Arbaje; el presidente del Senado, Eduardo Estrella, así como el de la cámara baja, Alfredo Pacheco; el senador Antonio Marte y otras autoridades, la virgen de la Altagracia recibió una rosa de oro como regalo de los 100 años de su coronación de parte del papa Francisco.
Monseñor Edgar Peña Parra explicó que el presente es un homenaje muy antiguo que los papas conceden excepcionalmente a imágenes de gran devoción entre los fieles en momentos especiales.
“La rosa de oro simboliza una flor que no se marchita, es una flor que representa todo el pueblo dominicano, niños, jóvenes y adultos que se acercan a venerar a la virgen de la Altagracia confiándoles sus vidas, sus anhelos y sus necesidades y pidiéndole su intercesión ante el señor”, puntualizó.
Como respuesta al obsequio, los obispos dominicanos enviaron al vicario de Cristo una imagen de la virgen de la Altagracia en alto relieve.
La alegría del público
La felicidad estuvo presente en todas las personas que se dieron cita al estadio olímpico a celebrar a la virgen de la Altagracia, como en Cenia Joaquín que salió desde su casa en Santo Domingo Este para estar en el acto, el cual calificó de grandioso para los creyentes.
“Lo mejor que el señor nos ha podido dejar después del espíritu santo es la madre que intercede por nosotros, es lo más grande que puede pasar en un país”, expresó.
Aidita Mejía fue otra de las asistentes, que partió junto a su congregación desde Estebanía, Azua, a celebrar a la virgen.
“Vinimos hacer ese sacrificio por nuestra madre de la Altagracia que es nuestra protectora para que viva hoy, mañana y siempre en los corazones de los dominicanos”, aseveró.
Mientras que Deysi Cruz, que acudió en compañía de unas 30 personas en representación de la arquidiócesis de Nueva York de la catedral de San Patricio, definió el día como grandioso por las emociones que dejó en la población.
“Es algo único en la vida que no lo volveremos a ver, estamos regocijados con la madre y más que bendecido con su presencia”, destacó.
Las actividades por la conmemoración del centenario iniciaron el domingo con una misa en la basílica catedral Nuestra Señora de la Altagracia en Higüey, luego la imagen de la virgen salió del templo en una caravana de vehículos hacía el monumento Fray Antonio de Montesinos donde fue recibida por el monseñor Francisco Ozoria. Previo al evento del olímpico, se celebró un acto patriótico en la Puerta del Corde.
Abinader pide protección a la virgen de la Altagracia
Al encabezar los actos celebrados en la Puerta del Conde, el presidente Luis Abinader pidió a la virgen de la Altagracia que siga protegiendo al pueblo dominicano. “En muchos hogares se puede encontrar junto a las fotos familiares, una imagen de la virgen, ella es nuestra madre y como tal intercede ante Dios para favorecer a sus hijos”, apuntó. El mandatario que estuvo acompañado de funcionarios, así como de la alcaldesa del Distrito Nacional, Carolina Mejía, depositó una ofrenda floral en el sitio histórico en honor a la señora de la Altagracia.