La capital recibió el 2017 tranquila, salvo algunas imprudencias

La capital amaneció el 2017 tranquila, salvo algunos excesos de los que no tuvieron suficiente madrugada y el sol los encontró todavía bebiendo y bailando la noche vieja.

La capital amaneció el 2017 tranquila, salvo algunos excesos de los que no tuvieron suficiente madrugada y el sol los encontró todavía bebiendo y bailando la noche vieja.
Ya pasaban las 9:00 de la mañana y en Villa Consuelo, frente al centro de uñas Grashy Nail Bars, tres mujeres cantaban una salsa, bebían cervezas y fumaban una hooka que por momentos llegó, de la mano de una de las damas, a la boca de un niño de unos 8 años que las acompañaba.

Las chicas cargaban en el rostro y los gestos la fiesta de la noche y quien le dio el pitillo al niño era la mujer cuyo comportamiento atestiguaba más vínculo con la criatura. La dueña del negocio que estaba sentada dentro del local, confirmó que aquella era una velada, nada de trabajo de belleza.

elCaribe hizo un recorrido por el Distrito Nacional y Santo Domingo Este, en la Zona Colonial, Villa Juana, Villa Consuelo, Villa Francisca, Villa Duarte y las avenidas Duarte y Venezuela. El ambiente se repetía en estos sectores del Gran Santo Domingo: poco tránsito y poca gente en la calle, salvo alguna que otra esquina donde todavía grupos bebían y escuchaban música en algún colmadón. En la calle Olegario Vargas, Villa Duarte, los vehículos con bocinas y el alcohol amenizaban la vía llena de gente a las 10:00 de la mañana. También allí apareció el ejemplo de la imprudencia: aquel hombre que guiaba un carro rojo y se detuvo en medio de la vía con una cerveza tamaño “jumbo” en la mano, a verificar con pasos forzados un aparente fallo del carro.

La basura se convirtió en señal de lo que fue la noche anterior. En la avenida Venezuela no se vio restos de desperdicios, contrario a la avenida Duarte, cuyas aceras aún a media mañana estaban atestadas. En algunos barrios, por ejemplo Villa Juana y San Carlos, la basura estaba siendo levantada o aún permanecía en los contenes, pero ya amontonadas y listas para ser recogidas.

También los negocios improvisados de comida se colocaron sobre las aceras y aprovecharon el hambre de la madrugada. Cinthia, también de Villa Consuelo, se apostó en una esquina a vender asopao desde las 5:00 de la mañana. “Está lenta la cosa, pero al pasito se gana” comentó.

La Zona Colonial vivía el 1 de enero del 2017 su típico domingo de turistas caminando sus calles y sus negocios. 

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