La inseguridad se ha vuelto un tema predominante en los miles de hogares dominicanos. No solo por el hecho de los actos delictivos, sino porque en el transitar fuera de casa pueden ocurrir distintos eventos en los que puede perderse la vida. Hoy en día los jóvenes al salir no solo se han apoyado en compartir la ubicación con sus amigos. Sino que también han hecho de su lema la popular frase “avisen cuando lleguen”, como una respuesta de alivio para saber si sus familiares o amigos retornaron a salvo.
Y es que, de acuerdo a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH-RD ), en 2021 se reportó al menos 10,000 ciudadanos desaparecidos.
Según datos de investigación de la Policía Nacional, en el país cada dos días se recibe una denuncia ante la fiscalía por el desconocimiento del paradero de una persona.
“No olviden avisar cuando lleguen chicas, avisen, avisen”, fueron las últimas palabras de Paola a su grupo de amigas, que luego de estar reunidas en un pequeño bar de la Zona Colonial, donde con un abrazo y un grito de regocijo, las fragantes compañeras se despidieron.
Sin embargo, una vez terminan las conversaciones la preocupación se apodera de las mentes, ante los posibles imprevistos que les dificulte el llegar a casa.
Este no es el único caso, Eliezer Almeyda espera cada noche un texto o una llamada de su mejor amiga, como una manera de saber que se encuentra en casa luego de sus largas tandas en la universidad.
No obstante esta situación no solo involucra a las mujeres. Francisco, un joven que se dedica a la creación de vídeos, salió como de costumbre a realizar uno de sus trabajos. Al finalizar y llegar a casa, encontró un mensaje que le había escrito un amigo del equipo antes de salir; ´´Avísame cuando llegues´´, otras líneas más tarde continuaban ¿Llegaste bien?
Katia, una madre que reside en Jacksonville, espera cada día una noticia de su hijo para poder ir a la cama tranquila, debido a su horario nocturno como taxista.
“No puedo dormir sin esperar que mi hijo me escriba que está en casa”, expresó.
Así como Paola, Eliezer, Katia y Francisco existen cientos de dominicanos que cada día ven a sus familiares salir de casa, quienes más allá de una oración y encomendarlos a Dios, solo pueden mantener la esperanza de verlos regresar, o en su defecto recibir un mensaje de texto que diga “Estoy en casa