De acuerdo a un informe elaborado por Amnistía Internacional, la policía dominicana viola, golpea, humilla e insulta habitualmente a las trabajadoras sexuales para ejercer un control social sobre ellas.
“¿Si ellos pueden tenerla, por qué uno no?” se titula el informe que expone las historias de 46 trabajadoras sexuales dominicanas, que denunciaron haber sufrido diversas formas de violencia, gran parte constituida en tortura y otros malos tratos.
La institución estima que la criminalización de las trabajadoras sexuales, combinada con el profundo machismo, alimenta las detenciones arbitrarias a manos de la policía y permite que estas graves violaciones de derechos humanos se cometan impunemente.
Amnistía Internacional pidió al presidente Danilo Medina que reconozca públicamente y condene el uso de la violación y otras formas de tortura y malos tratos por motivos de género a manos del cuerpo del orden y a la Procuraduría General de la República que elabore un protocolo para la investigación de posibles casos de este tipo.
“La violencia de género es epidémica en todo América Latina y el Caribe, y las trabajadoras sexuales corren especial riesgo de sufrirla a manos de agentes tanto estatales como no estatales”, manifestó Erika Guevara Rosas, directora para las Américas de Amnistía Internacional.
“Los escalofriantes testimonios que Amnistía Internacional ha recopilado en República Dominicana revelan que la policía toma como blanco a las mujeres que venden sexo y les inflige abusos sexuales y humillación con el propósito de castigarlas y discriminarlas. En virtud del derecho internacional, ese trato puede constituir tortura y otros malos tratos por motivos de género”, consideró.
6 mil denuncias delitos sexuales
El informe reseña que en el 2018, la Procuraduría General de la República recibió más de 71,000 denuncias de violencia de género e intrafamiliar, y más de 6, 300 denuncias de delitos sexuales, entre ellas 1,290 denuncias de violación.
Indica que los expertos en salud pública consultados estiman que hay hasta 97 mil mujeres que ejercen trabajo sexual en el país y al menos 3, 900 mujeres transgénero, muchas de las cuales ejercen trabajo sexual.
“Habían tres. Yo estaba en una esquina esperando clientes y […] abusaron de mí”, contó. “Me subieron a la camioneta [policial] […] Ellos, al ver la zona despejada, […] Ellos empezaron a sobarme, quitarme ropa. Me rompieron la blusa […] Uno atrás de otro”, relata una de las victimas reseñada en el informe. “Tenía miedo, estaba sola. No podía defenderme. Tuve que dejar que ellos hicieran lo que ellos quisieran conmigo […] Me amenazaron, que si yo no estaba con ellos me iban a matar. Que yo era … una prostituta, que por qué con ellos no”, continuó el relato.
El informe expone también cómo las trabajadoras sexuales que viven con identidades de discriminación múltiple, como las transgénero, sufren una exclusión aún más pronunciada y corren mayor riesgo de sufrir tortura a manos de los policías y de personas particulares.
Las transgénero contaron que los policías utilizaban palabras peyorativas y que creían que las veían como “extraterrestres” o “animales”. Numerosas mujeres transgénero denunciaron que la policía les había quemado sus pelucas o las había obligado a limpiar celdas cubiertas de excrementos. “Las autoridades rara vez se toman en serio las denuncias de las personas que ejercen trabajo sexual”, puntualiza.
Que yo era … una prostituta, que por qué con ellos no”, continuó el relato.El informe expone también cómo las trabajadoras sexuales que viven con identidades de discriminación múltiple, como las transgénero, sufren una exclusión aún más pronunciada y corren mayor riesgo de sufrir tortura a manos de los policías y de personas particulares.Las transgénero contaron que los policías utilizaban palabras peyorativas y que creían que las veían como “extraterrestres” o “animales”. Numerosas mujeres transgénero denunciaron que la policía les había quemado sus pelucas o las había obligado a limpiar celdas cubiertas de excrementos. “Las autoridades rara vez se toman en serio las denuncias de las personas que ejercen trabajo sexual”, puntualiza.
Piden al Congreso aprobar ley
Amnistía recomendó al Congreso aprobar el proyecto de ley concebido para abordar las múltiples formas de discriminación, con el fin de garantizar que se realizan cambios estructurales y que se protege a todos los grupos históricamente marginados frente al estigma y la discriminación que alimentan los abusos contra los derechos humanos. “Al aprobar una ley para prevenir la discriminación contra algunas de las mujeres más marginadas del país, podría servir de ejemplo para que el resto del Caribe luche”, dijo Guevara.
RD no recopila datos sobre trabajadoras
Amnistía Internacional afirma que el país no recopila datos que ayudarían a determinar el alcance y la gravedad del problema de los abusos sexuales y los malos tratos por motivos de género a manos de la policía.
Entiende que esa recopilación es un paso fundamental para combatir esa grave violencia y hacer rendir cuentas a quienes la perpetran. “Esta impunidad alimenta la normalización de esos delitos por parte de las autoridades, así como, en algunos casos, por parte de las propias víctimas”, sentencia.