El 25% de los 48,442 kilómetros cuadrados (km2) que forman la República Dominicana es área protegida. Entre lomas, manglares, cuevas, valles, sierras, saltos, lagunas, ríos, miradores e incluso autopistas y carreteras conforman los 12,450.32 kilómetros cuadrados del Sistema Nacional de Áreas Protegidas, que si bien sus bases legales se sujetan en dos leyes del 2000 y 2004, su origen se puede ubicar en reglamentos de hace poco más de 50 años.
Durante el Segundo Consejo de Estado presidido por Rafael F. Bonelly, en 1962 fue promulgada la Ley de Conservación Forestal y Árboles Frutales y también se instituyó la Dirección General de Foresta. Entre 1974 y 1977, durante los 12 años de Gobierno de Joaquín Balaguer, se consolidó la Dirección Nacional de Parques y también quedó prohibida el corte y tala de árboles sobre las cabeceras de ríos y arroyos.
En el año 2000 se promulgó la Ley General Sobre Medio Ambiente, la cual creó la Secretaría de Estado de Medio Ambiente y Recursos Naturales (hoy Ministerio) y a su vez asumió responsabilidades de siete entidades y dependencias, entre subsecretarías, departamentos, direcciones e institutos, dedicados a preservar el medio ambiente. Cuatro años después, la Ley 202-04 Sectorial de Áreas Protegidas, vendría a “garantizar la conservación y preservación de los ecosistemas y patrimonio natural y cultural” del país.
Este Sistema Nacional de Áreas Protegidas se agrupa en seis categorías, una clasificación internacionalizada que consolidó la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Esas áreas (la primera implica el más estricto de los cuidados) son: protección estricta, los parques nacionales, los monumentos naturales, las áreas de manejo de hábitat o de especies, las reservas naturales y, por último, los paisajes protegidos.
El Ministerio de Medio Ambiente cuenta con 128 áreas protegidas seccionadas en esas seis clasificaciones, de las cuales 32 se crearon en 2009 con el decreto 571-09, entre parques nacionales, monumentos naturales, reservas biológicas y científicas, santuarios marinos y refugios de vida silvestre. A los 12,450 kilómetros cuadrados que constituyen el 25% de áreas protegidas, no se le incluyen los 45,922 km2 (poco más del territorio de todo el país) el área marina protegida también. En total hablamos de 58 mil 373 km2, según datos otorgados por el Ministerio de Medio Ambiente a este diario.
Categorías
1. Área de protección estricta. Con 404.65 km2, más que el municipio de Moca (340.5 km2) y menos que Santiago (474.1 km2), las áreas de protección estricta vienen siendo las más pequeñas de la clasificación de áreas protegidas, en términos de territorio. Aquí entran las reservas científicas y biológicas y también los santuarios de mamíferos marinos. Sus ecosistemas están destinados principalmente a investigaciones científicas y monitoreo ambiental.
La reserva científica Loma Quita Espuela, en la provincia Duarte, con 75.7 km2, es la más extensa del país en su tipo. Los dos santuarios mamíferos marinos Banco de la Plata y de la Navidad, y Estero Hondo tienen en conjunto 32,912 km2, de los 45,922 km2 de área marina protegida. En las reservas científicas como Ébano Verde, Las Neblinas, Quita Espuela, Villa Elisa, Loma Guaconejo albergan en sus territorios especies endémicas y que están en peligro de extinción.
2. Parques Nacionales. Los parques nacionales componen 8,963 km2 (tres veces la provincia Santiago y un poco más), el 18.5% de la superficie terrestre nacional. La Sierra de Bahoruco (1,091.7 km2) y Valle Nuevo (906.31 km2) son los dos parques nacionales más extensos que tiene el país de 29, de acuerdo a datos otorgados por el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales. Solo Valle Nuevo, en palabras del ministro de Medio Ambiente, Francisco Domínguez Brito, beneficia a siete millones de dominicanos, “ya sea con agricultura, electricidad o casi la totalidad de agua que consumimos”. Esta categoría también agrupa a los parques nacionales submarinos (son dos, Montecristi y La Caleta, con 256 km2 en conjunto).
3. Los monumentos naturales. El país tiene 29 monumentos naturales, que es la tercera categoría de área protegida. Con 663.5 km2 terrestre y 23.7 km2 de área marina, son generalmente de pequeñas extensiones terrestres como lagunas, lomas, cuevas y saltos, bastante atractivos para los visitantes. La Loma Isabel de Torre, la isla Catalina, Cabo Samaná, la laguna Gri-Grí, los saltos de Jimenoa y El Limón, las cuevas Maravillas y Los Tres Ojos (este último refugio de vida silvestre) entran en esta categoría.
4. Áreas de manejo de hábitat y especies. Entre los refugios de vida silvestre y los santuarios mamíferos marinos que componen las áreas de manejo de hábitat y especies, hay 11,125 km2 de territorio marino y solo 351 km2 terrestre. Esta área protegida está sujeta a intervenciones regulares para garantizar el mantenimiento de los hábitats o satisfacer necesidades de determinadas especies, explica Medio Ambiente. En esta categoría caen las lagunas Cabral, Saladilla, San José, Redonda y Limón, los ríos Soco, Higuamo, Dulce, Chacuey, los manglares de Puerto Viejo, y humedales Bajo Yaque del Sur y la Bahía Luperón también. Los santuarios mamíferos marinos constituyen 10,818 km2, distribuidos en los arrecifes del sureste (próximo al Canal de la Mona y la desembocadura del río Higuamo) y suroeste (próximo al límite marino del Parque Nacional Jaragua), y el santuario marino del norte.
5. Reservas naturales. El 3% del territorio nacional lo componen 1,649 km2 de reservas naturales. Estas áreas se protegen con el fin de garantizar el mantenimiento de sus condiciones naturales y pueden requerir “manipulación artificial para su conservación”, según lo confirma el Ministerio de Medio Ambiente. En esta categoría caen 15 áreas protegidas, entre ellas Arroyo Cano, Hatillo, Cabeza de Toro y río Cana.
6 Paisajes protegidos. Los paisajes protegidos, que son la última categoría dentro de este sistema de áreas protegidas, lo completan vías panorámicas, como las carreteras El Abanico-Constanza, la que conecta Nagua-Sánchez. La Autovía del Nordeste y Boulevard del Atlántico que conecta la capital con Samaná. También las áreas naturales de recreo (entre ellos, Boca de Nigua y Cabo Rojo-Bahía de las Águilas) y los corredores ecológicos de las autopistas Duarte y 6 de Noviembre.
Riesgos permanentes
La agricultura y ganadería son prácticas tradicionales en algunas áreas protegidas. Fue lo que sucedió con Valle Nuevo, reconocido por la ley 202-04 como parque nacional, pero no fue hasta hace días que Medio Ambiente prohibió allí la actividad productiva. Los riesgos de las áreas van desde el conuquismo, el corte de árboles maderables y uso indiscriminado de fuentes acuíferas, hasta la construcción de hoteles que desaparecen manglares, arrecifes y zonas de anidamiento de animales.