La economía funciona entre dos instituciones: Mercado y Estado. Mientras más libres son los ciudadanos para realizar contratos entre sí, más domina el Mercado. Mientras más coacciona el Estado, más “intervenidos” estamos. El primero está basado en la libertad. El segundo, en la fuerza.
En la gran mayoría de países, los Estados han aumentado el poder sobre sus súbditos. Y no solo se han quedado con la mitad de la riqueza nacional, sino que molestan bastante con duras regulaciones.
A pesar de esta creciente omnipresencia estatal, se responsabiliza al “fundamentalismo del mercado” de nuestros problemas. Y es que culpar al malvado capitalismo siempre gusta. Entonces se termina concluyendo que hace falta más intervención. Como si no fuera suficiente la que hay. Como si no les alcanzara a políticos y burócratas la riqueza que han manejado.
Todos los fallos se le buscan al mercado, y nunca a la intervención. Y se dice, por ejemplo, “los mercados producen monopolios”, como si el Estado no fuera el más poderoso de los monopolios. O “el Estado existe para proteger a los desvalidos”, cuando en realidad lo que hace es crear una pirámide de burócratas que nos quita cada vez más dinero con el pretexto de “cuidarnos”.
Se le critica además la avaricia detrás de la búsqueda de beneficios, como si políticos, burócratas y reguladores, no buscaran también lo suyo. La diferencia está en que los empresarios solo pueden obtenerlo beneficiando a alguien más (al que eligió comprar, por ejemplo) y en el Estado esto solo se consigue forzando a la gente a pagar.
Como bien señala el economista Carlos Braun, si el capitalismo fuera tan voraz, jamás hubiese permitido que le expropiaran sus beneficios. Hubiera reducido y arrinconado al Estado. Pero es todo lo contrario lo que ha ocurrido. Entonces, ¿quién es que atropella?
Es la falta de mercado y la excesiva expansión estatal lo que nos perjudica. Lo que necesitamos es darle más libertad a los individuos, defenderles sus propiedades y contratos, y facilitarles la vida a los que se esfuerzan por progresar.
Más mercado, menos Estado. Lamentablenente, todo lo contrario a lo que se nos quiere seguir imponiendo.