Hay acciones en los hombres que no dejan rastros, tal cual relata proverbios 30:18-19, no obstante, sus efectos nos acompañan toda la vida. Aunque nada pueda delatarte, Dios lo hará, porque ha prometido traer lo oculto al descubierto.
Como una caja negra, incluso en las mentes más empantanadas, existe un registro de nuestros hechos, uno que no nos deja. Cual sombra del alma, camina a nuestro lado, nos predica, nos recuerda situaciones, nos molesta, entristece y reprocha. Es el primer y gran juez en la tierra; quien trate de sobornarle, no tendrá paz, será reo del espanto. Su justicia no es humana.
Aunque desde nuestro ángulo, los dedos del soberano Dios, hagan trazos torcidos, su mano es firme, y lo que ha escrito se cumplirá. l