Juan Américo Sosa, de 71 años y residente en Trujillo Alto, Puerto Rico, desapareció en circunstancias inquietantes tras un viaje a la República Dominicana el 29 de enero de 2024. Lo que parecía ser un viaje rutinario en ferry se ha convertido en un enigma que su familia no ha podido resolver.


Sosa viajó desde Puerto Rico a bordo de un ferry hacia Santo Domingo y fue visto por última vez en Boca Chica el mismo día de su llegada. Su sobrino, Cristofer Álvarez, lo recogió en el puerto y lo llevó hasta su casa en Boca Chica para que pudiera recoger unas pertenencias, incluyendo maletas y cajas de comida que había enviado previamente.

El misterio comenzó cuando Juan Américo solicitó un servicio de Uber para continuar su viaje. Según el relato de su sobrino, el conductor se negó a llevarlo debido a la cantidad de maletas y al bajo costo del trayecto, sugiriendo cancelar el viaje en la aplicación y hacerlo de manera privada. Juan Américo aceptó, pero tras subir al auto, desapareció sin dejar rastro.

La preocupación creció cuando Juan no se comunicó con su familia para avisar que había llegado a su destino, como era su costumbre. Sus hijas, Jissel y Carol Sosa, han emprendido una búsqueda incansable, aunque ambas reconocen que su padre a veces no se comunica por varios días durante sus viajes. No obstante, nunca había pasado tanto tiempo sin dar señales de vida.

Las hermanas han denunciado la desaparición de su padre y han hecho un llamado a las autoridades, medios de comunicación y hasta al presidente de esa nación, con la esperanza de obtener ayuda para localizarlo. “Es desesperante no saber qué le pasó. Nunca había desaparecido por tanto tiempo,” expresó Carol.

El caso de Juan Américo se suma a la alarmante y creciente lista de desapariciones en la República Dominicana, un país que enfrenta una alta incidencia de personas desaparecidas en los últimos años. Esta preocupante situación incluye nombres como Jefferson Hurtado Díaz, Juan Arturo de la Rosa, José Vittini, Leandro Antonio Durán, Alcibíades Portes, Nuris Matos y Ana Iris Román Martínez, entre muchos otros. La magnitud del problema ha generado una gran inquietud social y subraya la urgencia de abordar las causas detrás de este fenómeno, así como la necesidad de fortalecer los esfuerzos de búsqueda e investigación.

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