El Segundo Tribunal Colegiado de la provincia Santo Domingo condenó ayer a 30 años de prisión al suspendido sacerdote Elvin Taveras Duran por la muerte del monaguillo Fernelis Carrión en agosto del 2017.
El tribunal acogió la petición del Ministerio Pública, que durante la audiencia presentó varios testigos, como parte de las pruebas para demostrar la culpabilidad del religioso en el asesinato del adolescente de 16 años.
Entre los testigos presentados están un mayor de la Policía Nacional, encargado de la sección de Homicidios en Santo Domingo Este y varios peritos del Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif). Asimismo, se mostró como prueba un vídeo.
Previo a ser trasladado a la sala de audiencias, Taveras Durán pidió que oren por él.
Condena en Najayo
Antes de escuchar el fallo, el sacerdote pidió perdón a la sociedad. El tribunal decidió que Taveras Guzmán cumpla su condena en la cárcel de Najayo.
El Ministerio Público estuvo representado por los fiscales litigantes Ivette Mateo, Nelson Rodríguez y Santo Escolástico.
El religioso cumplía prisión preventiva, como medida de coerción desde agosto del 2017 en el Centro de Corrección y Rehabilitación de Najayo-Hombres.
De acuerdo con las investigaciones el hecho ocurrió cuando un taxista a quien le dicen “El Cojo” y que era vecino de Fernelis, lo trasladó hacia la casa del sacerdote. Supuestamente el adolescente tenía en su celular dos vídeos teniendo sexo con el religioso y también algunas fotografías.
Taveras Durán le prometió la suma de RD$180,000 al joven para que borrara el material, pero solo le entregó RD$4,000, por lo que se originó una discusión acalorada y luego un forcejeo.
Presuntamente, el padre tomó un martillo que tenía en su habitación y golpeó a Fernelis en la cabeza dejándolo aturdido. Luego tomó un arma blanca con la que le produjo varias heridas, entre ellas el degollamiento.
Familiar dice sacerdote confesó el crimen
Según lo contado por Víctor Saviñón, tío del monaguillo Fernelis Carrión Saviñón, el sacerdote confesó el crimen delante del tribunal y pidió perdón, tanto a los familiares del joven como a la Iglesia católica. “Eso fue muy fuerte, yo tuve que salir, él dijo a la hora que llegó el niño y donde lo tiró, lo mismo que le dijo a la Policía, lo dijo de su boca ahora mismo”, expresó.