Washington.- El expresidente de EE.UU. Donald Trump, favorito para ser el candidato republicano en las elecciones de noviembre, ha dejado claro que, si regresara a la Casa Blanca, su política migratoria irá más allá del famoso muro fronterizo que lo catapultó a la presidencia en 2016.

En sus mítines de campaña, ha adoptado una fuerte retórica antiimigratoria, llegó a afirmar que los extranjeros “envenenan” la sangre de EE.UU. y propuso planes que van desde deportaciones masivas hasta la construcción de centros gigantes para detener a migrantes indocumentados.

Trump ha prometido repetidamente en sus eventos de campaña que, si regresa a la presidencia, llevará a cabo la “mayor operación de deportación” en la historia de Estados Unidos.

Para hacerlo, el Gobierno federal pediría ayuda a los reservistas de la Guardia Nacional, detalló Stephen Miller, el principal ideólogo de las propuestas xenófobas de Trump, hace solo tres días durante la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC, en inglés), la gran cita de la derecha estadounidense.

Según Miller, Trump desplegaría a las Fuerzas Armadas en la frontera para negar la entrada a aquellos que necesiten solicitar asilo y deportaría automáticamente al interior de México a quienes intenten cruzar.

Trump ha citado como ejemplo de este tipo de deportaciones la conocida como ‘Operación Wetback’, ejecutada en 1954 por el entonces presidente Dwight D. Eisenhower (1953-1961) y que resultó en la deportación de más de un millón de personas, en su mayoría mexicanos.

Según relata la historiadora Mae Ngai en su libro ‘Impossible Subjects’, las deportaciones fueron brutales, con algunos mexicanos repatriados en lo que fácilmente podría haber sido un “barco esclavista del siglo XVIII”, mientras que otros murieron por insolación después de ser abandonados por las autoridades estadounidenses en el desierto.

Centros para detener a migrantes

Para ejecutar esa armagedónica operación, la campaña de Trump ha dejado entrever sus planes para construir grandes centros para detener a los migrantes y después expulsarlos de Estados Unidos.

La idea sería establecer instalaciones “a gran escala” donde los migrantes aguardarían para ser deportados con vuelos de expulsión programados de manera continua, explicó en la conferencia CPAC Stephen Miller, quien previamente asesoró a Trump durante su mandato y podría volver a la Casa Blanca.

Sin embargo, la legalidad de estos centros podría ser cuestionada en los tribunales, como ya ocurrió con algunos de los planes más radicales de Trump cuando estaba en la Casa Blanca.

Anticipándose a esos desafíos legales, Trump ha prometido invocar una sección de las leyes de extranjería y sedición aprobadas por el Congreso en 1789, que otorgan al presidente un mayor poder para deportar y detener a individuos que no son ciudadanos estadounidenses en tiempos de guerra.

No descarta la separación de familias

Trump tampoco ha descartado la posibilidad de volver a separar a las familias de migrantes que llegan a la frontera, una política que ya implementó durante su tiempo en la Casa Blanca. Durante una intervención en CNN el año pasado, Trump admitió que la idea de separar familias “suena dura”, pero luego añadió: “Cuando les dices a las familias que si vienen las vamos a separar, ellos no vienen. Y no podemos permitirnos tener más”. El Departamento de Seguridad Nacional ha reconocido que se separaron a 4,227 niños de sus familias durante la Administración de Trump.

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