Brasilia. El presidente brasileño, Michel Temer, se concentrará desde hoy en la aprobación de una polémica e impopular reforma de la ley de jubilaciones que no convence al mismo Congreso que este miércoles negó que sea enjuiciado por corrupción.
“La próxima batalla será la reforma del régimen de jubilaciones”, dijo el ministro de la Presidencia, Eliseu Padilha, considerado como la “mano derecha” de Temer, un día después de que la Cámara de Diputados le negó a la Corte Suprema la autorización necesaria para sentar al mandatario en el banquillo de los acusados.
Si los diputados hubieran avalado la denuncia por corrupción que presentó la Fiscalía, Temer habría sido suspendido durante los 180 días que duraría el juicio y destituido si fuera hallado culpable, lo que para muchos analistas habría sembrado aún más incertidumbre en un Brasil sumergido en una severa crisis política y económica. Padilha dijo que los 263 votos que rechazaron la denuncia contra Temer, frente a los 227 que se inclinaron en favor de procesar al mandatario, fueron una “demostración de fuerza del Gobierno” y también de apoyo a sus políticas.
De hecho, y aunque algunos diputados de la base oficialista se pronunciaron por dar curso a la denuncia contra Temer, muchos de ellos aclararon al votar que, si bien avalaban una investigación al presidente, eso no suponía un rechazo a sus reformas.
Las principales reformas ya aprobadas reducen a mínimos el gasto público durante las próximas dos décadas y flexibilizan las leyes laborales, pero según el Gobierno es necesario complementarlas con un proyecto que propone endurecer el acceso al deficitario sistema de jubilación, a fin de recuperar el equilibrio fiscal perdido.
La votación de este miércoles, si bien impidió que Temer vaya a juicio, dejó algunas dudas en el Gobierno, ya que los 263 votos que respaldaron al mandatario son insuficientes para aprobar la reforma de las jubilaciones, que requerirá el apoyo de 308 diputados.