El fallecimiento del papa Francisco ha abierto la puerta al cónclave, el proceso secreto en el que los cardenales menores de 80 años eligen al nuevo líder de la Iglesia.
Entre los nombres que suenan con más fuerza, el del cardenal ghanés Peter Turkson destaca por su experiencia, su compromiso con los valores sociales y, sobre todo, por la posibilidad de convertirse en el primer papa negro de la historia.
¿Quién es Peter Turkson?
Peter Kodwo Appiah Turkson nació en Nsuta, Ghana, el 11 de octubre de 1948. Fue ordenado sacerdote en 1975 y alcanzó el rango de cardenal en 2003 por designación de Juan Pablo II. Su carrera eclesiástica ha estado fuertemente ligada a la defensa de los derechos humanos, el desarrollo sostenible y el diálogo con los sectores más desfavorecidos.
Turkson fue arzobispo de Cape Coast y, posteriormente, encabezó el Pontificio Consejo Justicia y Paz entre 2009 y 2016. En 2017, el papa Francisco lo nombró prefecto del entonces nuevo Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.
En ese cargo, lideró iniciativas sobre pobreza, migración, medio ambiente y paz. También fue enviado especial del Vaticano a Sudán del Sur, en una misión humanitaria clave.
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¿Por qué Peter Turkson podría ser el próximo papa negro?
Más allá de su impresionante hoja de vida, Peter Turkson representa varias de las prioridades de la Iglesia moderna: una fe comprometida con los problemas del mundo, una visión inclusiva y una fuerte raíz espiritual en regiones históricamente marginadas del poder eclesial.
Su posible elección marcaría un hito: sería el primer papa africano en más de 1.500 años y el primer pontífice negro. Esto reflejaría el giro global que ha promovido la Iglesia en las últimas décadas, bajo los pontificados de Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco.
Además, Turkson simboliza una continuidad con el legado de Francisco, especialmente en temas como la justicia climática, la fraternidad universal y el enfoque pastoral hacia los más pobres. En un momento de transición, su figura aporta estabilidad, experiencia y una imagen de apertura.
A sus 76 años, Turkson supera por poco la edad que muchos consideran ideal para asumir el papado. Aunque sigue siendo elegible ya que el límite para votar en el cónclave es 80 años, su edad podría jugar en su contra frente a candidatos más jóvenes.
Sin embargo, la experiencia también es un valor, y en contextos de incertidumbre, muchos cardenales podrían optar por una figura madura y equilibrada.
¿cómo se elige al nuevo Papa?
El cónclave es el mecanismo por el cual los cardenales electores, reunidos en la Capilla Sixtina, escogen al nuevo Sumo Pontífice.
Las deliberaciones son secretas y se realizan bajo estrictas normas de aislamiento. Se requieren al menos dos tercios de los votos para nombrar al próximo papa.
Hasta que se realice la votación, la Santa Sede está bajo la administración temporal del camarlengo, cargo que actualmente ostenta el cardenal Kevin Farrell. El cónclave debe celebrarse en un plazo de 20 días tras la muerte del pontífice.
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Aunque Peter Turkson podría ser el próximo papa negro, no es el único candidato. Entre los favoritos también se encuentran:
- Matteo Zuppi, arzobispo de Bolonia, destacado por su cercanía con los pobres y su rol diplomático.
- Luis Antonio Tagle, cardenal filipino con fuerte proyección global, muy apreciado por el papa Francisco.
- Pietro Parolin, actual secretario de Estado del Vaticano, con amplio conocimiento de la curia y gran habilidad política.
También se mencionan figuras conservadoras como Raymond Burke y Willem Eijk, aunque sus posibilidades parecen más limitadas ante la actual composición del colegio cardenalicio.
Nostradamus y la profecía del “papa negro”
En medio de la especulación, resurgen interpretaciones sobre una antigua profecía de Nostradamus que menciona la llegada de un “papa negro”.
Algunos vinculan esta expresión a Peter Turkson, por su origen africano. Otros interpretan que podría referirse simbólicamente al superior general de los jesuitas, tradicionalmente llamado “el papa negro” por su influencia y vestimenta.
Aunque carecen de base científica, estas predicciones suelen resurgir en momentos de cambio profundo dentro del Vaticano y generan interés en el público general.