Ginebra, 11 sep (EFE).- Los suicidios entre chicas se han multiplicado desde que los talibanes retornaron hace más de dos años al poder en Afganistán, donde los jóvenes también sufren de la arbitrariedad, que llega a absurdos como ser castigados severamente si usan pantalones cortos para jugar fútbol o no tienen el cabello cortado conforme a la preferencia de los radicales.
Estos son dos de una larga serie de elementos que expuso hoy en el Consejo de Derechos Humanos, que se reúne en Ginebra, el relator especial de la ONU para Afganistán, Richard Bennett, quien sostuvo que los afganos y afganas se sienten olvidados por el resto de países, que han ido reduciendo sus aportes para la ayuda humanitaria en este país.
Actualmente, sólo se ha recibido una cuarte parte de la petición de fondos presentada por Naciones Unidas para mantener sus actividades de asistencia en Afganistán, dijo en la presentación de su informe ante el Consejo.
“Este es el momento para apoyar a quienes lo necesitan y de tomar medidas para recuperar la economía, lo que incluye implementar excepciones humanitarias a las sanciones internacionales”, recomendó.
“El impacto combinado de las restricciones que sufre la población, más la grave situación económica han tenido impacto en la salud mental, como lo demuestran los reportes de un fuerte aumento de suicidios o de intentos de suicidios especialmente entre las mujeres jóvenes”, recalcó Bennett.
Los talibanes han negado el acceso a la educación a más de tres millones de niñas, apartándolas inicialmente del nivel secundario y más recientemente han cerrado el acceso de las jóvenes a las universidades.
El relator de la ONU sostuvo que últimamente los talibanes también impidieron a decenas de mujeres viajar a otros países en los que habían recibido becas. EFE