De acuerdo con el ministro del Interior de Colombia, Juan Fernando Cristo, en el presente “no hay ninguna posibilidad de retomar el camino de la conversación con el Ejército de Liberación Nacional (ELN)”, debido a que esa insurgencia optó por enfrentarse militarmente con el Frente 33 de las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en la región del Catatumbo y ha “violentado todas las normas del derecho internacional humanitario”.
“Como ministro del Interior, como nortesantandereano y como víctima del ELN, no hay ninguna posibilidad hoy de retomar el camino de la conversación con el ELN. La guerrilla ha roto cualquier posibilidad, ha tirado a la caneca de basura la posibilidad de la paz en Colombia”, sostuvo el alto funcionario en una entrevista que concediera al diario El Tiempo desde la zona del conflicto.
A eso añadió que el Estado colombiano ha puesto en marcha “una ofensiva total” contra el ELN, con acciones concretas como el levantamiento de la medida que había puesto en suspenso “todas las órdenes de captura” contra “gestores [de paz] y miembros de mesa” que participaban en los intercambios con el Gobierno.
Empero, matizó que la decisión de “acabar con el proceso de paz” solo la puede tomar el presidente, Gustavo Petro, quien optó por poner en suspenso los diálogos tras acusar al ELN de haber cometido “crímenes de guerra”.
“La apuesta de ‘paz total’ ha estado en revisión permanente desde hace varios meses. Se han venido tomando decisiones como frente a las disidencias de ‘Iván Mordisco’, las de ‘Calarcá’ y el ELN, que esta vez está cometiendo una barbaridad, que ha violado todas las normas del derecho internacional humanitario. Después de eso, hay que decir que desperdició una oportunidad histórica y decidió continuar en la violencia y tienen que ser enfrentados por el Estado. Los avances de la mesa se ven truncados por esta decisión unilateral del ala más militarista, radical y sanguinaria del ELN”, completó.
En la víspera, Petro calificó la situación en el Catatumbo –que ha dejado miles de desplazados y decenas de fallecidos– como “uno de los hechos más dramáticos de la historia contemporánea” de su país. No obstante, admitió que su administración aún no manejaba toda la información necesaria, tanto del número de víctimas como de las condiciones que posibilitaron los combates entre los dos grupos irregulares armados.
