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Santo Domingo. — En un acto de firme apoyo hacia Haití, la República Dominicana ha solicitado ante las Naciones Unidas el despliegue de una fuerza de paz internacional, mejor conocida como cascos azules, para hacer frente a la creciente ola de violencia en el vecino país.

El embajador dominicano ante el Consejo de Seguridad de la ONU, José Blanco, subrayó que Haití está sumido en el caos y urgió a la comunidad internacional a tomar medidas inmediatas para restaurar la estabilidad en la región.

RD exige acciones inmediatas para evitar el colapso de Haití

La situación en Haití ha alcanzado niveles alarmantes. Las bandas armadas que operan en el país caribeño continúan con sus actividades criminales, que incluyen extorsión, asesinatos y violaciones, sin que las autoridades locales puedan hacer frente a la situación.

A pesar de los esfuerzos de la misión de apoyo policial encabezada por Kenia, que ha enviado tropas internacionales, la violencia sigue desbordando al gobierno haitiano.

“Los hechos demuestran la urgencia de intervenir. Haití está fuera de control, y la situación representa una amenaza constante tanto para el pueblo haitiano como para la seguridad de la región, incluida la República Dominicana”, afirmó José Blanco durante su intervención en el Consejo de Seguridad de la ONU.

El embajador dominicano expresó su preocupación por la ineficacia de las sanciones impuestas a los financiadores de las bandas, lo que ha dejado claro que la intervención de la ONU es indispensable para restaurar el orden.

De acuerdo con datos de la ONU, en la última semana al menos 150 personas han muerto, muchas de ellas en enfrentamientos entre bandas y las fuerzas de seguridad haitianas apoyadas por tropas extranjeras.

La necesidad de una fuerza internacional robusta para frenar la violencia en Haití

Por su parte, el representante de Haití ante la ONU, Antonio Rodriguez, también reconoció la gravedad de la situación y la falta de recursos para enfrentar las bandas armadas.

Actualmente, la misión multinacional de apoyo a la policía haitiana cuenta con solo 430 soldados, muy por debajo de los 2,500 efectivos necesarios para hacer frente a la magnitud de la crisis. Rodriguez destacó que la transformación de esta misión en una fuerza de paz de la ONU, integrada por cascos azules, es la única opción viable para restaurar la seguridad en el país.

“Haití se encuentra en un momento crítico de su historia. La comunidad internacional debe actuar de manera decisiva para evitar que la situación empeore. La misión de cascos azules proporcionaría el marco necesario para desarmar a las bandas y garantizar la estabilidad”, expresó Rodriguez en su intervención ante el Consejo.

Aunque el Gobierno haitiano ha solicitado el envío de cascos azules, el proyecto ha encontrado una fuerte oposición por parte de dos miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU: Rusia y China. Ambos países argumentaron que Haití debe resolver sus problemas internos sin la intervención de una fuerza externa.

En sus declaraciones, tanto Rusia como China mencionaron la falta de eficacia de las intervenciones anteriores de la ONU en Haití, particularmente la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (Minustah), que fue retirada tras múltiples críticas por abusos sexuales y la propagación de cólera.

El embajador de China, Geng Shuang, señaló que una misión de paz solo puede desplegarse en un contexto de paz, algo que actualmente no existe en Haití. Por su parte, Dmitri Poliansky, representante de Rusia, subrayó que la sociedad haitiana sigue siendo muy cautelosa ante cualquier intervención extranjera debido a las malas experiencias pasadas.

A pesar de la oposición de Rusia y China, el debate sobre la posibilidad de enviar una misión de cascos azules sigue abierto en el Consejo de Seguridad de la ONU.

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