TEGUCIGALPA (AP) — El presidente hondureño Juan Orlando Hernández instó el martes a los líderes nacionales a forjar un acuerdo para traer la paz al país centroamericano, que quedó dividido luego de su reelección e inmerso en exigencias y protestas de los opositores para que se repitan los comicios por presuntas irregularidades.
“El pueblo habló y solo queda acatar su voluntad expresada libremente en las urnas”, afirmó el mandatario en cadena de radio y televisión, en su primera reacción después de que el Tribunal Electoral lo declaró ganador de los comicios el fin de semana.
Rechazó tácitamente la petición de su principal opositor Salvador Nasralla de anular la votación debido a irregularidades.
Desde Washington, donde presenta su denuncia de fraude electoral con funcionarios estadounidenses y la Organización de Estados Americanos (OEA), Nasralla dijo el martes que con su pronunciamiento Hernández comete una falta muy grave.
“En el ejercicio de la democracia no puede un contendiente de una elección desconocer a la OEA”, indicó.
Al ofrecer una conferencia de prensa, Nasralla señaló que “seguramente” interpondrá un recurso para apelar el resultado electoral antes de que venza el plazo estipulado por la legislación, tal como sugirió públicamente la víspera el Departamento de Estado tras recibir al opositor.
Sin embargo, el candidato dijo tener pocas expectativas porque ya había presentado el 8 de diciembre una denuncia de fraude de 800 páginas pero aún no recibe respuesta.
“Me gusta que ayer Estados Unidos no me dijo que Hernández ganó y pudo haberlo dicho”, refirió. “Significa que ellos tomarán en cuenta el informe de la OEA”.
Nasralla explicó que su expectativa no es solamente la de elecciones nuevas, sino celebrarlas con un nuevo tribunal electoral conformado por magistrados hondureños designados por la OEA.
The Associated Press solicitó un comentario a la OEA, sin obtenerlo de inmediato.
El organismo hemisférico también sugirió la celebración una nueva consulta popular como medio de solucionar la polarización imperante en el país, lo que en la víspera rechazó el vicepresidente Ricardo Álvarez.
“En el pueblo reside la soberanía popular y el pueblo pide que haya paz, concordia y progreso”, aseguró el gobernante, y agregó que “no es momento para triunfalismo ni celebraciones” por su victoria.
El sábado, el Tribunal Supremo Electoral proclamó ganador a Hernández, quien según el árbitro logró el 42,95% de los sufragios, mientras que Salvador Nasralla, de la Alianza de Oposición contra la Dictadura, alcanzó 41,42%.
En las tres semanas siguientes a los comicios se generó una ola de protestas violentas en las calles de los simpatizantes de Nasralla que han dejado más de 17 muertos, 50 lesionados y casi 2.000 detenidos, según las autoridades.
Las protestas continuaban el martes con bloqueos de caminos con piedras, árboles y neumáticos incendiados en diversas zonas del país. Las turbas enardecidas han saqueado y destruido negocios, y causado graves daños a edificios públicos y privados e incendiado vehículos, según las autoridades.
La policía ha desalojado a los manifestantes, que poco después retornan a sus lugares a seguir con sus acciones.
El obispo católico Pablo Rubio dijo el martes que “debemos buscar el bien de Honduras y (que) llegó el momento de deponer nuestros intereses mezquinos por el amor al país, y negociar para dejar a un lado las diferencias que nos desunen”.
Hernández dijo en su mensaje que “no hay que instigar odio ni destrucción porque el momento nos debe obligar a una profunda reflexión, hacer un examen de conciencia… es tiempo de construir el mañana que es nuestro y de las futuras generaciones”.