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Agencias;- La avioneta se detuvo en una pista cubierta de nieve en un remoto pueblo del oeste de Alaska, no muy lejos del lugar donde otro avión se estrelló, provocando la muerte de las 10 personas que iban a bordo.
Al descender, el piloto fue recibido por docenas de residentes vestidos con abrigos impermeables; algunos lo abrazaban o llevaban grandes corazones recortados de cartón.
Fue una escena conmovedora que destaca la enorme importancia del servicio aéreo en las comunidades rurales de Alaska, como Golovin, un poblado esquimal inupiat de unos 160 habitantes al sur del Círculo Ártico. Generalmente, no hay carreteras ni ferrocarriles que trasladen a las personas a comunidades más grandes para realizar funciones esenciales y cotidianas, como reuniones de trabajo o citas médicas.
Varias de las personas que iban en el avión de pasajeros que se estrelló el jueves viajaban por razones similares: trabajo, dar servicio a una planta de agua, asesorar a maestros, recibir atención médica.
“Como en cualquier otra tragedia, nuestra región se une y nuestros residentes, aquí en Golovin, querían mostrar a Bering Air que nos importan y que los apoyamos 100 %”, dijo Irene Navarro, que ha vivido ahí toda su vida. “Queremos que sepan que estamos con ellos en el proceso de sanación y simplemente mostrarles nuestro amor y hacerles saber que no están solos”.