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Agencias;- El presidente electo, Donald Trump, ha lanzado una retórica expansionista hacia los aliados y posibles adversarios de Estados Unidos, argumentando que las fronteras del poder estadounidense deben extenderse hacia Canadá y el territorio danés de Groenlandia, y hacia el sur para incluir el Canal de Panamá.
Las insinuaciones de Trump de que es posible redefinir las fronteras internacionales —por la fuerza si es necesario— son particularmente incendiarias en Europa. Sus palabras contradicen el argumento que los líderes europeos y el presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyy, tratan de imponer al presidente ruso Vladímir Putin.
Sin embargo, muchos líderes europeos, que han aprendido a esperar lo inesperado de Trump y han visto que sus acciones no siempre coinciden con sus palabras, han tenido una respuesta mesurada, y algunos han adoptado una postura de “aquí no hay nada que ver” en lugar de defender vigorosamente a Dinamarca, miembro de la Unión Europea.
Sin embargo, los analistas dicen que hasta las palabras pueden dañar las relaciones entre Estados Unidos y Europa antes de la segunda presidencia de Trump.
Respuesta diplomática en Europa
Varios funcionarios europeos donde los gobiernos dependen de Estados Unidos en relación con el comercio, energía, inversión, tecnología y cooperación en defensa para la seguridad— enfatizaron su creencia de que Trump no tiene la intención de enviar tropas a Groenlandia.
“Creo que podemos excluir la posibilidad de que Estados Unidos intente usar la fuerza en los próximos años para anexar el territorio que le interese”, dijo la primera ministra italiana, Giorgia Meloni.
El canciller alemán Olaf Scholz se opuso pero con cuidado diciendo que “las fronteras no deben moverse por la fuerza”, sin mencionar a Trump por su nombre.
Esta semana, mientras el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy presionaba a la administración entrante de Trump para que continúe apoyando a Ucrania, dijo: “No importa lo que ocurra en el mundo, todos quieren sentirse seguros de que su país no será simplemente borrado del mapa”.
Desde que Putin envió tropas a través de las fronteras ucranianas en 2022, Zelenskyy y sus aliados han luchado a un gran costo para defender el principio que ha sustentado el orden internacional desde la Segunda Guerra Mundial: que las naciones poderosas no pueden simplemente devorar a otras.
Los ministros de Relaciones Exteriores del Reino Unido y Francia han dicho que no prevén una invasión estadounidense de Groenlandia. Aun así, para el ministro de Exteriores francés, Jean-Noël Barrot, los comentarios de Trump son una llamada de atención.
“¿Creemos que estamos entrando en un período en el que volverá la ley del más fuerte?” dijo el ministro francés. “Sí”.
El viernes, el primer ministro de Groenlandia un territorio ártico semiautónomo que no es parte de la Unión Europea, pero cuyos 56,000 residentes sí son ciudadanos del bloque como parte de Dinamarca dijo que su pueblo no quiere ser estadounidense pero que está abierto a una mayor cooperación con Estados Unidos.
“La cooperación se da con el diálogo“, dijo el líder Múte B. Egede.
La primera ministra danesa, Mette Frederiksen, calificó a Estados Unidos como “nuestro aliado más cercano” y dijo: “Tenemos que mantenernos unidos”.
Para los analistas, las palabras de Trump son preocupantes
Los analistas de seguridad europeos coincidieron en que no existe una probabilidad real de que Trump use el ejército contra Dinamarca, aliado de la OTAN, pero expresaron una profunda inquietud.
Los analistas advirtieron sobre la futura turbulencia para los lazos transatlánticos, las normas internacionales y la alianza militar de la OTAN —avivada por la creciente disputa con Canadá, que es miembro de la alianza, sobre las repetidas insinuaciones de Trump de que debería convertirse en un estado más de Estados Unidos.
“Existe la posibilidad, por supuesto, de que se trate solo de… un nuevo sheriff en la ciudad”, dijo Flemming Splidsboel Hansen, especialista en política exterior, Rusia y Groenlandia del Instituto Danés de Estudios Internacionales.
“Me reconforta el hecho de que ahora insiste en que Canadá debería ser parte de Estados Unidos, lo que indica que es solo una especie de bravuconería política.
“Pero el daño ya está hecho. Y realmente no puedo recordar un incidente anterior como este, donde un aliado importante en este caso, el aliado más importante amenazara a Dinamarca o a otro estado miembro de la OTAN“.
Hansen dijo que teme que la OTAN pueda estar desmoronándose incluso antes de la toma de posesión de Trump.
“Me preocupa nuestra comprensión de un Occidente colectivo”, dijo. “¿Qué significa esto ahora? ¿Qué podría significar esto, digamos, dentro de un año, dos años, o al menos, para el final de esta segunda presidencia de Trump? ¿Qué quedará?”
Preocupaciones de seguridad como posible motivación
Algunos diplomáticos y analistas ven un hilo común en el interés de Trump por Canadá, el Canal de Panamá y Groenlandia: asegurar recursos y vías fluviales para fortalecer a Estados Unidos frente a posibles adversarios.
La analista con sede en París, Alix Frangeul-Alves, dijo que el lenguaje de Trump forma “parte de su modo ´Hagamos grande a Estados Unidos otra vez´”.
En el suelo de Groenlandia, señaló, hay tierras raras fundamentales para tecnologías avanzadas y verdes. China domina los suministros globales de los valiosos minerales, lo que Estados Unidos, Europa y otras naciones consideran un riesgo de seguridad.
“Cualquier política hecha en Washington se hace a través de la óptica de la competencia con China“, dijo Frangeul-Alves, quien se enfoca en la política de Estados Unidos en el German Marshall Fund.
Algunos observadores dijeron que los métodos sugeridos por Trump están llenos de riesgos.
El analista de seguridad, Alexander Khara, dijo que la afirmación de Trump de que “necesitamos Groenlandia por motivos de seguridad nacional” le recordó los comentarios de Putin sobre Crimea cuando Rusia se apoderó de la estratégica península ucraniana del mar Negro en 2014.
Sugerir que las fronteras podrían ser flexibles es “un precedente completamente peligroso”, dijo Khara, director del Centro de Estrategias de Defensa en Kiev.
“Estamos en un tiempo de transición del antiguo sistema basado en normas y principios”, dijo, y “dirigiéndonos hacia más conflictos, más caos y más incertidumbre”.
