El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, condenó la muerte de 42 personas que dejaron los fuertes enfrentamientos acontecidos desde el pasado 18 de abril en el país, y abogó por el cese de la violencia callejera.
Durante una multitudinaria concentración en la Plaza de las Victorias, en Managua, ortega envió un mensaje de “no a la muerte” y “sí a la vida” y “sí al diálogo. Pidió un minuto de silencio por los fallecidos, entre los que mencionó a estudiantes, trabajadores y policías, tras las violentas protestas que comenzaron por una fallida reforma a la seguridad social.
Ortega, que estuvo acompañado, entre otros, de su esposa y vicepresidenta Rosario Murillo, dijo que “los fallecidos por estos actos de violencia que hemos visto y que todos hemos repudiado, condenado”, han provocado nuevamente “una profunda herida en el corazón de la patria”. En su mensaje, envió su solidaridad a todas las familias de los fallecidos y se comprometió “una vez más a que la violencia no vuelva a instalarse en Nicaragua”.