Managua. Nicaragua instaló ayer una nueva mesa de negociaciones para superar de forma pacífica la crisis sociopolítica que vive desde abril, para la que la Organización de Estados Americanos (OEA) se ofreció como garante.
La mesa se estableció entre el Gobierno y la opositora Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, sin la participación del presidente Daniel Ortega ni su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, como sí ocurrió en un primer intento fallido de diálogo en mayo.
Las negociaciones se desarrollan con la presencia del nuncio apostólico en Nicaragua, Waldemar Stanislaw Sommertag, y el cardenal y arzobispo de Managua, Leopoldo Brenes, en calidad de testigos, y se instalaron siete meses después de que un diálogo nacional iniciado a mediados de mayo de 2018 se suspendiera indefinidamente.
El nuncio apostólico transmitió un saludo y la oración del papa Francisco a la apertura de las negociaciones y su deseo para que se resuelva la crisis.