Jerusalén. Mientras más de 80,000 fieles acudían en el primer viernes de Ramadán, que transcurrió sin incidentes, a rezar a la Explanada de las Mezquitas en Jerusalén, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, rechazó en Tel Aviv un último borrador de tregua propuesto por Hamás que exigía el fin de la guerra.
“Las demandas de Hamás son aún poco realistas”, dijo la Oficina del primer ministro israelí en un conciso comunicado, en el que, sin embargo, anunció haber dado su visto bueno al plan militar, diseñado por el ejército, para invadir por tierra Rafah, sur de Gaza, donde malviven 1,4 millones de desplazados.
Netanyahu “aprobó los planes de acción en Rafah y el Ejército israelí” se está preparando para la parte operativa y para la evacuación de la población”, matiza el texto, sin dar detalles sobre cómo Israel espera evacuar y proteger a tal número de civiles durante un supuesto ataque terrestre.
Incluso EE.UU. aseguró el viernes que no ha visto el plan, según dijo su secretario de Estado, Antony Blinken, quien insistió, sin embargo, en que su gobierno “trabaja cada día” con las autoridades israelíes de cara a los desafíos que la guerra supone para Israel, los palestinos y el resto de la región.
La negativa de Netanyahu se produce después de que el jueves, cerca de la medianoche, mediadores de Catar le hicieran llegar a la contraparte israelí una propuesta de Hamás, con pequeñas modificaciones en el número de presos y el tiempo en que los rehenes israelíes serían liberados. Pero en la que mantiene su demanda inicial de poner fin permanente a la “agresión israelí”.
Según detallaron a EFE fuentes conocedoras del borrador desde El Cairo, en la primera fase del acuerdo serían liberadas todas “las mujeres, niños, enfermos y ancianos” israelíes secuestrados a cambio de entre 700 y 1,000 prisioneros palestinos.