Madrid.- Los primeros pobladores de América que llegaron al nuevo continente hace 15.000 años desde Siberia lo hicieron acompañados de sus propios perros, según una investigación publicada este lunes en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America (PNAS).
Liderados por la arqueóloga Angela Perri, de la Universidad de Durham (Reino Unido), los autores del estudio examinaron los registros arqueológicos y genéticos de los pueblos antiguos y los perros y su análisis ha servido para arrojar más luz sobre el origen de los canes.
De acuerdo con el estudio, los asiáticos que poblaron América llevaron sus propios perros, lo que significa que la domesticación probablemente tuvo lugar en Siberia hace al menos 23.000 años.
Después, los siberianos y sus perros viajaron al resto de Eurasia (hacia el oeste) y al continente americano (hacia el este), que fue una de las últimas regiones del mundo en ser colonizadas por el hombre, acompañados por perros domesticados y que probablemente desempeñaban distintas funciones en las sociedades humanas, apunta el estudio.
“Al unir las piezas del rompecabezas de la arqueología, la genética y el tiempo, hemos visto una imagen mucho más clara en la que los perros se domestican en Siberia y luego se dispersan desde allí hacia América y todo el mundo”, asegura Angela Perri.
“Lo único que se sabía con certeza era que la domesticación del perro no tuvo lugar en las Américas”, pero, “por las firmas genéticas de los perros antiguos, ahora sabemos que debió de ocurrir en algún lugar de Siberia”, explica el genetista y coautor Laurent Frantz, de la Universidad Ludwig Maximilian de Múnich.
Se había sugerido que los perros fueron domesticados en Eurasia, que abarca desde Europa hasta China, pero “nuestros estudios apuntan hacia Siberia y el noreste de Asia como la región en la que probablemente comenzó la domesticación de los perros”, comenta el profesor Greger Larson, de la Universidad de Oxford, coautor del estudio,
La investigación recuerda que, durante en el Último Máximo Glacial (la última glaciación que tuvo lugar hace entre 23.000 y 19.000 años), Beringia (la zona terrestre y marítima entre Canadá y Rusia) y la mayor parte de Siberia eran extremadamente frías y secas.
Las duras condiciones climáticas que caracterizaron a este periodo pudieron haber servido para acercar a las poblaciones humanas y de lobos, atraídas por las mismas presas.
Esta creciente interacción, favorecida por el carroñeo de los lobos que les empujaba a acercarse a los campamentos humanos en busca de restos, pudo iniciar la relación entre ambas especies, lo que finalmente condujo a la domesticación de los perros y a un papel vital en el poblamiento de las Américas.
Como señala el arqueólogo David Meltzer, de la Universidad Metodista del Sur de Dallas (Texas) y coautor del estudio, “los primeros americanos debían de poseer unas habilidades de caza bien afinadas y los conocimientos geológicos para encontrar piedra y otros materiales necesarios y estar preparados para nuevos retos”.
“Los perros que les acompañaron al entrar en este mundo completamente nuevo pudieron haber formado parte de su repertorio cultural tanto como las herramientas de piedra que llevaban”, considera el investigador.
Desde su domesticación a partir de los lobos, los perros han desempeñado gran variedad de funciones en las sociedades humanas, muchas de ellas ligadas a la historia de las culturas de todo el mundo.
Futuras investigaciones arqueológicas y genéticas revelarán cómo la emergente relación mutua entre personas y perros condujo a su exitosa dispersión por todo el mundo, afirman los autores. EFE