Puerto Príncipe, (EFE) – Puerto Príncipe amaneció este lunes con las tiendas, la administración pública y las escuelas cerradas en un día en el que varios sectores políticos exigen al primer ministro de Haití, Ariel Henry, que entregue el poder.
Las calles de la capital están prácticamente vacías, muy pocos autobuses circulan y la mayoría de la población se ha quedado en casa en una jornada de incertidumbre.
Este 7 de febrero es la fecha en la que debería concluir el mandato el presidente Jovenel Moise, asesinado el pasado 7 de julio, y por ello varios opositores defienden que en esta fecha caduca la legitimidad de Henry, quien fue designado por el jefe de Estado dos días antes de su muerte.
La autoridad de Henry también ha sido puesta en tela de juicio por un amplio grupo de partidos y organizaciones de la sociedad civil, reunidos en el denominado Acuerdo de Montana.
Ese grupo celebró una votación hace una semana para elegir a un nuevo presidente interino de Haití y un Gobierno transitorio, una elección no reconocida por las actuales autoridades ni por la comunidad internacional.
Como presidente interino fue elegido Fritz Alphonse Jean, exgobernador del Banco Central, y como primer ministro el exsenador Steven Ivenson Benoit.
En medio de este clima de incertidumbre política, en los últimos días se ha recrudecido la ola de violencia que es causada por las pandillas.
El pasado fin de semana se registraron varios asesinatos y también varios secuestros, entre ellos el de un autobús con 20 pasajeros que están en paradero desconocido desde el pasado viernes.