Quito, Ecuador. Tras su contundente triunfo en el referendo para reformar la constitución el presidente ecuatoriano Lenín Moreno logró su objetivo de quitarse de encima a su antecesor Rafael Correa, que ensombrecía su gestión.
Sin embargo, el presidente Moreno no queda exento de enfrentar nuevos enemigos políticos mientras delinea su programa de gobierno. Las siete preguntas que propuso lograron un promedio de 68% de apoyo popular, lo que le permite consolidarse en el poder y apartarse definitivamente de Correa (2007-2017).
Los resultados de la consulta serán enviados por el Ejecutivo a la Asamblea convertidos en proyectos de ley para que se promulguen en alrededor de un mes.
Una de las principales consecuencias del referendo es que Correa ya no podrá postularse a la presidencia puesto que ahora los gobernantes sólo podrán estar dos períodos al frente del país.
El rol más desdibujado que tendrá ahora Correa favorece a Moreno, pero no lo exime de la pelea que puedan dar los adversarios que el exmandatario había aglutinado a su alrededor.
“Ahora (Moreno) debe llegar a un gran acuerdo nacional que le dé gobernabilidad sobre la base de delinear claramente sus objetivos de gobierno”, dijo el analista y constitucionalista Ramiro Aguilar a The Associated Press.
Lenín Moreno cuenta sólo con 47 de los 137 legisladores de la Asamblea por lo que los proyectos de ley e iniciativas del gobierno necesitan el respaldo de la oposición.
Tiene por delante manejar el déficit fiscal
La otra tarea que debe afrontar Moreno, que tiene una popularidad de alrededor de 74%, es manejar el déficit fiscal previsto para este año y continuar el pago de los intereses de la deuda externa sin afectar sus proyectos más emblemáticos como la construcción de 325.000 viviendas y los planes sociales de salud, educación y atención permanente de adultos mayores.