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Madrid, 23 dic (EFE).- La pandemia y causas estructurales como la pobreza crónica y conflictos diversos impedirán que el trabajo infantil se haya eliminado en 2025, una meta frustrada de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, aprobada por la Asamblea General de Naciones Unidas hace casi diez años.

Más del 20 % aún de niños y adolescentes de los países más pobres desempeñan tareas laborales inapropiadas, que pueden comprometer su desarrollo físico, mental, social o educativo.

“Efectivamente, los datos que tenemos no nos permiten pensar que se va a conseguir eliminar el trabajo infantil a un año de esa meta”, constata la responsable de Programas Internacionales de Unicef España, Blanca Carazo.

Había una evolución “bastante positiva”, que se ha “estancado”, pues la pandemia de covid no ayudó.

“Pero no es el único factor -explica a EFE-. Las causas profundas tienen que ver con la pobreza, que también ha aumentado, y en concreto la infantil; y con los conflictos y las situaciones de mayor vulnerabilidad para niños y niñas y familias”.

Sube en África subsahariana, baja en Latinoamérica

La situación es más grave en África, donde los menores que trabajan son el 26 % en el oeste y el centro; el 27 % en la zona subsahariana y el 28 % en el este y sureste, según información actualizada por Unicef en julio pasado.

En América Latina y el Caribe es del 5 %, como en Oriente Medio y el Magreb, y llega al 23 % de media en los países menos desarrollados.

Las estimaciones se basan en datos de países que comprenden al menos el 50 % de la población regional de entre 5 y 17 años.

Las niñas tienen alguna probabilidad menor de ser víctimas del trabajo infantil, pero es mucho más frecuente que se dediquen a servicios domésticos no remunerados y sean víctimas de explotación sexual.

Save The Children España denuncia que “se ha perdido una generación”, y “vamos para atrás, a un ritmo muy lento” para resolver el problema, dice a EFE Vicente Raimundo, director de Cooperación Internacional y Ayuda Humanitaria de la ONG.

Pero a pesar de todo, Unicef destaca “reducciones bastante importantes” en Latinoamérica y el Caribe, Oriente Medio y el norte de África, mientras aumenta en África subsahariana.

En lo que se ha avanzado, en general, es en la regulación legal de esta cuestión, aunque no sea, probablemente, prioritaria para los Gobiernos.

Incluso más necesaria es la implicación de los empleadores. Carazo (Unicef) reconoce que, poco a poco, aumenta la sensibilidad de empresas, como multinacionales agrícolas o mineras, contra el trabajo infantil.

Escolarización imprescindible

Entre las causas, figuran la pobreza persistente de las familias y la falta de alimentos; la carencia de servicios básicos suficientes como educación y sanidad; y escasez de empleo digno para los adultos.

Según Carazo, el trabajo infantil no se puede combatir solo desde el punto de vista económico. Son clave la lucha contra la pobreza, la protección social y de la infancia, el acceso de todos a la educación y unos ingresos o ayudas suficientes para las familias.

“Lo que sí que sabemos es que, a más pobreza, más niños fuera del sistema escolar, y más en lugares donde no tienen que estar, incluso extremadamente peligrosos”, comenta Raimundo (Save The Children). Un desarrollo económico justo y el Derecho internacional humanitario en las zonas de conflicto se hacen imprescindibles.

Diagnosticar el problema

En declaraciones a EFE, el activista guatemalteco de los derechos del niño Fernando Morales-de la Cruz se muestra “muy preocupado” por no eliminarse el trabajo infantil en el plazo anunciado.

Reclama reconocer que el número de niños que trabajaban es mucho mayor que los 160 millones que la OIT y Unicef calculaban en 2020; casi la mitad se dedicaban a actividades peligrosas, y el 39,4 % del total eran niñas.

Pero, al mismo tiempo, es “optimista” porque empieza a haber documentos “académicos” que reflejan que son realmente “cerca de 400 millones”.

Unicef advierte de la dificultad de actualizar la información anualmente porque requiere un gran trabajo de coordinación. Y Save The Children indica que el problema es “gravísimo” al margen del número.

Morales-de la Cruz denuncia también “falta” de planes de la Comisión Europea para la supresión del trabajo infantil en la producción de los bienes importados, pero también dentro la UE por la ausencia de censos nacionales.

Save The Children cree que, dentro de la UE, no es un problema generalizado, aunque evidentemente haya “situaciones de abuso”.

Este año el Consejo y el Parlamento europeos aprobaron una nueva directiva que obligará a las grandes empresas a mitigar los riesgos para la sostenibilidad medioambiental y social como el trabajo infantil. EFE

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