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Redacción internacional, 9 dic (EFE).- Tras la caída del régimen sirio, fuentes de la administración estadounidese han explicado a la prensa que trabajan junto a sus aliados en Oriente Medio para “destruir las armas químicas del Gobierno del presidente sirio Bachar al Asad”, y evitar que caigan en manos equivocadas.
Las fuentes aseguraron que los servicios de inteligencia estadounidenses tienen localizado ese inventario de armas y creen que seguirá seguro. “Estamos tomando medidas muy prudentes. Hacemos todo lo posible para garantizar que estos materiales no estén disponibles para nadie y permanezcan protegidos”, declaró.
“Queremos asegurarnos de que el cloro y sustancias aún más peligrosas sean destruidas. Existen varios esfuerzos en este sentido con nuestros socios regionales”, detalló el funcionario.
Armas que salen a la luz en el verano de 2012
El almacenamiento y potencial uso de armas químicas por parte del régimen sirio salió por primera vez a la luz en el verano de 2012, cuando el Gobierno amenazó con recurrir a ellas en caso de una intervención militar extranjera para frenar la represión contra los insurgentes. EE.UU. instó entonces a Damasco a proteger ese arsenal y a no utilizarlo.
En septiembre de 2013 Siria firmó la Convención Internacional sobre Armas Químicas, que entró en vigor en octubre, y se comprometió a destruir su arsenal.
En esas fechas, EEUU y Rusia sellaron un acuerdo para evitar una intervención militar estadounidense por el que se estableció una misión conjunta entre la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) y la ONU que se encargara de verificar el proceso de destrucción.
El 23 de junio de 2014 fueron retiradas de Siria las últimas armas químicas declaradas, con lo que se completó la destrucción de 1.300 toneladas de agentes químicos.
Las acusaciones contra el gobierno de Al Asad
Sin embargo, durante los 13 años de guerra civil, el Gobierno de Al Asad ha sido acusado en múltiples ocasiones de utilizar armas químicas contra su propia población. Estas denuncias han sido corroboradas por Naciones Unidas y organizaciones internacionales como Human Rights Watch.
La OPAQ ha contabilizado al menos 27 incidentes que incluyeron el uso de armas químicas en Siria entre septiembre de 2013 y abril de 2018. Una investigación independiente realizada por la cadena británica BBC eleva a 106 la cifra de ataques acreditados, que se concentraron en las provincias de Idlib, Hama y Alepo, y en la región de Guta oriental.
En agosto de 2013 el régimen se vio obligado a permitir una investigación sobre el supuesto ataque con armas químicas en Guta Oriental, tras denunciar la oposición la muerte de al menos 1.300 personas en la periferia de Damasco, acusaciones que el Gobierno sirio negó.
Junto al de Guta Oriental -entre 281 y 1.729 muertos-, los ataques más mortíferos documentados se produjeron en abril de 2017 en Jan Sheijún -89 muertos- y en abril de 2018 en Duma -43 muertos y 500 civiles heridos-.
En octubre de 2020 la OPAQ anunció que la información obtenida sobre el presunto uso de armas químicas en las ciudades sirias de Saraqib (1 de agosto de 2016) y Alepo (24 de septiembre de 2018) “no le permitió” determinar si se utilizaron sustancias tóxicas en los ataques contra civiles.
Por contra, en noviembre de 2023, la justicia francesa emitió órdenes de arresto contra Bachar el Asad, su hermano Maher y dos generales por el presunto uso de armas químicas contra civiles en agosto de 2013 en la ciudad de Duma (Guta Oriental).
Según las investigaciones, el agente químico más utilizado durante los ataques efectuados en estos años de guerra civil fue el cloro, presente en el 91,5 % de las acciones, junto con los gases sarín y mostaza. EFE