Jerusalén, 4 dic (EFE).- Cada vez más ministros israelíes, no solo del ala ultraderechista del gobierno, hablan abiertamente de ocupar la Franja de Gaza y fomentar la “emigración voluntaria” de palestinos, mientras sus tropas arrasan en toda la mitad norte del enclave, causando más de 3.700 muertos y desaparecidos en dos meses de ofensiva de “tierra quemada”.

“Estoy trabajando duro para promover la idea de la emigración desde Gaza con el primer ministro, y veo cierta apertura en el asunto por su parte”, afirmó este semana el ministro de Seguridad Nacional, el colono y extremista Itamar Ben Gvir sobre la postura de Benjamín Netanyahu, que no se ha pronunciado.

Además de defender a ultranza la anexión de Cisjordania, Ben Gvir, representante del ala más dura del Ejecutivo con posturas abiertamente racistas y antiárabes, ha llamado a regresar a la Franja de Gaza -donde Israel desmanteló los asentamientos judíos en 2005-, un reclamo de un fortalecido movimiento colono que ya llevado a cabo varias visitas para “inspeccionar” la zona.

“La emigración voluntaria traerá la paz. Las únicas veces que derrotamos a nuestros enemigos fue cuando les quitamos territorio, por eso el reasentamiento en Gaza es la solución”, agregó Ben Gvir, que consideró que la actual guerra en la Franja, que acumula más de 44.400 muertos, es una “oportunidad histórica para derrotar a Hamás, restaurar la disuasión y volver a ocupar Gaza”.

El propio ministro de Vivienda, el ultraortodoxo Yitzchak Goldknopf, visitó la semana pasada la frontera con líderes colonos, entre ellos Daniella Weiss -jefa del grupo Nachala, principal impulsor de asentamientos en Gaza- donde defendió la construcción de estas colonias judías como “represalia a la masacre de Hamás”.

La oficina de Goldknopf publicó imágenes de la visita en las que se le ve mirando hacia el enclave con unos prismáticos y observando un mapa donde se lee claramente “mapa del núcleo de asentamientos en Gaza”.

Pese a no contar con autorización oficial del Ejército, Weiss ha admitido que entró en noviembre al norte del enclave, acompañada de algunos soldados, para elegir el lugar donde se construirían los primeros asentamientos. Ya cuenta con una lista de 740 familias interesadas y tiene 40 tráileres en la frontera listos para ser introducidos en cuanto sea posible.

Instalaciones permanentes

Fuentes gazatíes confirmaron a EFE que Israel ya ha construido cuatro bases permanentes en la zona centro, aparentemente con fines militares, sobre el llamado “corredor de Netzarim”, una ruta militar que parte en dos el enclave, atravesando Zahra, Shiek Ejleen o Dahdouh, barrios del sur de ciudad de Gaza.

El propio Netanyahu, que insiste en que Israel mantenga “control de seguridad” en Gaza, realizó hace dos semanas una insólita visita a Netzarim y afirmó que las tropas en la zona estaban haciendo un “trabajo asombroso”.

Esta carretera, que comenzó a construirse a finales del año pasado como contención para que los palestinos evacuados no regresaran a sus casas del norte, se ha ampliado y ya hay un corredor 6 kilómetros de ancho por 9 de largo que no pueden pisar.

Todo apunta a que Israel aspira a controlar la mitad de Gaza al norte de Netzarim, mientras acomete un dura reofensiva en la zona desde hace dos meses, especialmente en Yabalia y Beit Lahia, que acumula más de 2.700 muertos y 1.000 desaparecidos. En esa zona arrasada quedan no más de 20.000 gazatíes del medio millón que vivía antes de la guerra.

Además de una amplia devastación en todo el norte, imágenes satelitales publicadas esta semana y vídeos difundidos por el Ejército, muestran que ya hay al menos 19 bases, fortificaciones, torres de comunicación y puestos de avanzada en la zona, la mayoría levantados desde este septiembre.

Para ello, se han destruido más de 600 estructuras previas, lo que sugiere una permanencia a largo plazo; aunque el Ejército asegura que el propósito era evitar que sirvieran como escondites de “terroristas” de Hamás.

“Israel se quedará en Gaza mucho tiempo, no es el principio del fin, queda mucho trabajo por hacer”, afirmó Avi Dichter, ministro de Desarrollo Rural que viene del estamento de seguridad y cercano a Netanyahu.

Aunque el Gobierno o el Likud de Netanyahu ni confirman ni desmienten sus planes de asentarse permanentemente en Gaza, sí han reaccionado con vehemencia a las recientes declaraciones del exministro de Defensa y exjefe de Ejército, Moshe Yaalon, que acusó a Israel de “limpieza étnica” en Gaza, una afirmación avalada por un exhaustivo informe de Human Rights Watch del mes pasado, que documenta desplazamiento forzado con ese fin.

“Si no frenamos el genocido en Gaza y el fin de la ocupación, permitiendo el derecho a la libertad y la autodeterminación de los palestinos, no habrá paz duradera ni calma en la región”, afirmó el político independiente palestino, Mustafa Barghouti.

Pero Ben Gvir o Goldknopf no son los únicos que defienden la reocupación de Gaza, también el titular de Finanzas, el ultranacionalista Bezalel Smotrich, urgió a “reconquistar” Gaza, abogó por reducir su población de 2,2 millones de palestinos “a menos de la mitad en dos años”, y consideró el triunfo electoral de Donald Trump en EEUU una “oportunidad”. EFE

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