Jerusalén, (EFE).- Un comité parlamentario de Israel ha autorizado un nuevo incremento presupuestario de unos 7.000 millones de dólares para afrontar el coste de la guerra de Gaza y de las hostilidades en la frontera con el Líbano.
El comité de finanzas del Parlamento israelí (Knéset), controlado por diputados de la coalición de gobierno, dio el visto bueno a este suplemento del presupuesto de 2024, destinado a los gastos militares y “a los costes civiles asociados”.
El monto adicional está previsto para compra de armamento, pago a reservistas y otros gastos militares, así como para la asistencia a heridos de guerra y la acogida de desplazados, según lo debatido en el comité.
El nuevo incremento debe aprobarlo el pleno del Parlamento, en una primera votación prevista el jueves, en el que tienen 65 de 120 escaños los partidos que integran el Gobierno de coalición de Israel, formado por el Likud, ultraortodoxos y ultraderechistas.
Está previsto que el presupuesto sea aprobado en una votación final la semana que viene, sin contratiempos, ya que el actual gobierno de coalición goza de mayoría suficiente.
El ataque del brazo armado del grupo islamista Hamás del pasado 7 de octubre a Israel causó cerca de 1.200 muertos, con 240 secuestrados que fueron llevados a la Franja de Gaza.
La ofensiva que lanzó Israel contra el grupo islamista deja hasta ahora más de 18.200 muertos y cerca de 50.000 heridos, según autoridades gazatíes.
Por su parte, la frontera entre Israel y Líbano vive su mayor tensión desde la guerra que tropas israelíes y Hizbulá libraron en 2006, con un intercambio de fuego que comenzó el pasado 8 de octubre, al día siguiente de que estallara la guerra contra Hamás, con más de 140 muertos, la mayoría miembros de la milicia chií en el lado libanés.
Hizbulá y milicias palestinas del sur del Líbano han lanzado cohetes, drones y misiles antitanque, a lo que Israel, que ha desplegado más de 200.000 soldados en su frontera norte, ha respondido con intensos ataques por aire y con artillería.
La violencia también ha provocado el desplazamiento de miles de habitantes, con unos 60.000 evacuados de las comunidades del norte de Israel y más de 55.000 que han huido del sur del Líbano.