¿Es posible que sigan apareciendo variantes cada vez más peligrosas de covid-19 o existe un límite?

Está claro que ahora estamos lidiando con un virus que se propaga mucho más fácilmente -probablemente con más del doble de facilidad- que la versión que surgió en Wuhan a fines de 2019.

La variante Alpha, identificada por primera vez en Kent, Reino Unido, realizó un gran salto en su capacidad de transmisión. Ahora la Delta, encontrada por primera vez en India, dio un salto aún más grande.

Esto es evolución en acción.

Entonces, ¿estamos condenados a un desfile interminable de variantes nuevas y mejoradas que se vuelven cada vez más difíciles de contener?
¿O hay un límite en torno a cuánto puede empeorar el coronavirus?

Vale la pena recordar el viaje en el que se encuentra este virus. Ha dado el salto desde infectar a una especie completamente diferente (sus parientes más cercanos son los murciélagos) a nosotros.

Es como tú cuando comienzas en un nuevo trabajo: eres competente, pero queda espacio para mejorar.

La primera variante fue lo suficientemente buena como para iniciar una pandemia devastadora, pero ahora está aprendiendo en el trabajo.

Número de reproducción
Cuando los virus saltan a los humanos, sería “muy raro que fueran perfectos”, explica Wendy Barclay, viróloga del Imperial College de Londres. “Se instalan y luego se lo pasan genial”.

Hay ejemplos de virus, dice, desde pandemias de gripe hasta brotes de ébola, que dan el salto y luego se aceleran.

Entonces, ¿hasta dónde podría llegar?

La forma más clara de comparar el poder de propagación biológico puro de los virus es observar su R0 (el número de reproducción).

Ese es el número promedio de personas a las que cada persona infectada transmite un virus, si nadie fuera inmune y si nadie tomara precauciones adicionales para evitar infectarse.

Ese número era de alrededor de 2,5 cuando comenzó la pandemia en Wuhan y podría llegar a 8,0 para la variante Delta, según los modeladores de enfermedades del Imperial College.

“Este virus nos ha sorprendido mucho. Va más allá de lo que temíamos”, dice Aris Katzourakis, un investigador que estudia la evolución viral en la Universidad de Oxford.

“El hecho de que haya sucedido dos veces en 18 meses, dos linajes (Alfa y luego Delta) cada uno 50% más transmisible es una cantidad fenomenal de cambio”.

Él cree que es “tonto” intentar poner un número a qué tan alto podría llegar, pero puede ver fácilmente más saltos en la transmisión durante los próximos dos años.

Otros virus tienen un R0 mucho más alto, y el poseedor del récord, el sarampión, puede causar brotes explosivos.

“Todavía hay espacio para que suba más”, dice Barclay. “El sarampión está entre 14 y 30, dependiendo de a quién le preguntes, no sé cómo se desarrollará”.

Entonces, ¿cómo lo están haciendo las variantes?

Hay muchos trucos que el virus podría utilizar para mejorar su propagación, como:

  • mejorar la forma en que se introduce dentro de las células de nuestro cuerpo
  • sobrevivir por más tiempo en el aire
  • aumentar la carga viral para que los pacientes respiren o tosan más virus
  • cambiar en el proceso de infectar otra persona

Una de las formas en que la variante Alfa se volvió más transmisible fue mejorando la forma de saltarse el mecanismo que alerta de su intrusión, llamado respuesta de interferón, dentro de las células de nuestro cuerpo.

Pero esto no significa que para cuando lleguemos a Omega en el alfabeto griego de las variantes acabaremos con una bestia imparable.

“En última instancia, existen límites y no existe un virus superdefinitivo que tenga todas las combinaciones de mutaciones negativas”, señala Katzourakis.

También existe el concepto de compensaciones evolutivas: para mejorar en una cosa, a menudo tienes que empeorar en otra.

El programa de vacunación más rápido de la historia le dará al virus un obstáculo diferente para superar y lo empujará en otra dirección evolutiva.

“Es muy posible que los cambios en el virus que hacen que sea mejor para evitar las vacunas puedan terminar comprometiendo su capacidad de transmisión en un sentido absoluto”, dice Katzourakis.

Él piensa que la variante Beta -que tiene una mutación llamada E484K que ayuda a evadir el sistema inmunológico pero que no ha logrado despegar- es un ejemplo de esto.

Sin embargo, la Delta tiene mutaciones que la ayudan a propagarse y a esquivar parcialmente la inmunidad.

Fase intermedia

Aún es difícil predecir cuál resultará ser la estrategia óptima para el coronavirus. Los diferentes virus utilizan diferentes técnicas para seguir infectando.

El sarampión es explosivo, pero deja una inmunidad de por vida, por lo que siempre tiene que encontrar a alguien nuevo. La influenza tiene un R0 mucho más bajo, apenas por encima de 1, pero muta constantemente para evadir la inmunidad.

“Estamos en una fase realmente interesante, intermedia y algo impredecible, es difícil predecir cómo se desarrollará dentro de un año”, dice Barclay.

Una cosa que se afirma a menudo, pero que atrae el desprecio de los científicos, es que el virus debe volverse más leve para propagarse más fácilmente.

Hay muy poca presión evolutiva sobre el virus para que eso suceda. El virus ya se ha transmitido a la siguiente persona mucho antes de que mate a la persona infectada.

Y las personas que más lo propagan (los más jóvenes) son las que no se enferman mucho.

En los países ricos con buenas campañas de vacunación, se espera que las próximas variantes no puedan representar un problema importante debido a la inmunidad generalizada.

Pero estas variantes cada vez más transmisibles son una pesadilla para el resto del mundo, donde hacen cada vez más difícil contener a la covid-19.

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