Los panameños votaron el domingo en elecciones generales por un nuevo presidente para los próximos cinco años, en una jornada de gran afluencia de electores en la que los reflectores se centraron en el delfín del expresidente Ricardo Martinelli, que no pudo postularse al estar condenado, y las voces que piden un cambio ante la política tradicional en el país.
La afluencia de votantes creció en las horas finales de la jornada electoral que, de manera general se desarrolló con relativa tranquilidad y sólo con reportes de algunos incidentes menores entre electores de partidos contrarios.
José Raúl Mulino lideraba las preferencias de una parte de la población que aún respalda a Martinelli y veía en su postulación una esperanza de que vuelva el esplendor al país ante su ralentización económica.
Mientras sus tres rivales más directos —el expresidente Martín Torrijos y dos candidatos que participaron en las pasadas elecciones de 2019, Ricardo Lombana, del Movimiento Otro Camino, y Rómulo Roux, de Cambio Democrático— buscaban evitar el regreso del “martinellismo” al poder con un recordatorio constante a los escándalos de corrupción.
El ganador de estos comicios, cuyo tramo final estuvo rodeado por la incertidumbre en torno a la constitucionalidad de la candidatura de Mulino, conducirá al país por los próximos años con fuertes desafíos en economía —por la desaceleración esperada tras el cierre de una mina de cobre y la sequía que restringió el tránsito en el Canal de Panamá— y en migración, ante el incesante cruce de personas por la jungla del Darién.