Ciudad del Vaticano. El papa se prepara para afrontar el Jubileo, el gran evento católico que se celebra cada 25 años y en el que la Iglesia espera demostrar su influencia, con la presencia de 32 millones de peregrinos, y que será, además, una dura prueba para Francisco que, a sus 88 años, ha asegurado su presencia en los actos más importantes y multitudinarios.
En la tradición católica, el Jubileo o “Año Santo” es un tiempo dedicado “a consolidar la fe y la solidaridad”, durante el cual la Iglesia concede indulgencias o el perdón de los pecados a todos aquellos que hagan obras de caridad y atraviesen algunas de las Puertas Santas: en San Pedro o en las otras basílicas romanas.
Fue el papa Bonifacio VIII el que anunció el primer Jubileo ordinario de la historia de la Iglesia católica en 1300, con la intención de promover un movimiento de espiritualidad, perdón y fraternidad contra el odio y la violencia que dominaban la época.
Tras varios cambios, Pablo II, con la Bula de 1470 “Ineffabilis Providentia”, estableció que se celebraría cada 25 años, porque este intervalo se aproxima a la duración de una generación.
Una Puerta Santa en la cárcel
El primer Año Santo ordinario del papa Francisco -aunque ya instituyó uno extraordinario en 2016 dedicado a la misericordia- comenzará el próximo 24 de diciembre, cuando se abrirá la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro antes de la misa del Gallo y se cerrará el 6 de enero de 2026.
Las otras Puertas Santas de Roma se abrirán el 29 de diciembre en San Juan de Letrán; el 1 de enero en Santa María la Mayor y el domingo 5 de enero de 2025 en San Pablo Extramuros sin la presencia del papa, pero como acto excepcional, Francisco acudirá también a la prisión romana de Rebibbia para la apertura de otra Puerta Santa el 26 de diciembre.
El tema de este Jubileo es la esperanza y el papa ha subrayado “la necesidad de dejar espacio a la esperanza en un tiempo en el que a menudo hay personas descorazonadas que miran el futuro con escepticismo y pesimismo, como si nada pudiera ofrecerles la felicidad”.
Pero además, para este año, Francisco ha pedido a los gobernantes que condonen o al menos reduzcan notablemente la deuda de los países más pobres y eliminen la pena de muerte.
26 grandes eventos: el papa no se echa atrás
El papa Francisco presidió este domingo el rezo del Ángelus dominical desde la capilla de su residencia vaticana y no desde la ventana del Palacio Apostólico para sanar un resfriado y como “precaución” antes de la Navidad. “Queridos hermanos y hermanas, buenos días. Lamento no estar con vosotros en la plaza.
Estoy mejorando pero se deben tomar precauciones”, empezó el papa, con una voz algo afectada y con tos, en su mensaje retransmitido por la Santa Sede. El pontífice argentino, que acaba de cumplir 88 años, apareció sentado tras una mesa delante del altar de la capilla de la Casa Santa Marta, su residencia, junto a una figura del Niño Jesús regalada, según dijo, por el arzobispo de Santa Fe y realizada por aborígenes ecuatorianos. El mensaje fue emitido en las pantallas de la Plaza de San Pedro del Vaticano.