Sao Paulo, 18 nov (EFE).– La deforestación en la Amazonía brasileña se disparó cerca de un 30 % entre agosto de 2018 y julio de 2019 y alcanzó su mayor nivel en once años, una situación que el Gobierno del presidente Jair Bolsonaro ha atribuido a las “actividades ilegales” en el mayor bosque tropical del planeta.
La Amazonía perdió 9.762 kilómetros cuadrados de su cobertura vegetal en un año, una superficie equivalente a cerca de 10.000 campos de fútbol, de acuerdo con los datos oficiales del estatal Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (INPE).
La destrucción en el denominado pulmón verde fue un 29,5 % superior a la del mismo periodo del año anterior, cuando fueron arrasados 7.536 kilómetros cuadrados, y la mayor desde 2008 (12.911 kilómetros cuadrados).
Los datos fueron presentados este lunes por el ministro de Ciencia y Tecnología, Marcos Pontes, y por el titular de Medio Ambiente, Ricardo Salles, quien apuntó a las “actividades económicas ilegales” como la principal causa del aumento de la deforestación en la Amazonía.
En concreto, Salles se refirió a la minería ilegal, a la extracción de madera y a la ocupación de terrenos, actividades, que según dijo, proliferan desde hace varios años en la Amazonía, un paraíso ecológico que en los últimos meses atrajo la atención del mundo ante la expansión de incendios en la región.
Presionado por los datos, el ministro se comprometió a buscar soluciones para hacer frente a la creciente deforestación y anunció una reunión el próximo miércoles con los gobernadores de los nueve estados amazónicos para discutir nuevas formas de enfrentar la tala de árboles.
“Necesitamos adoptar medidas diferentes para el combate de la deforestación”, admitió Salles en una rueda de prensa en la localidad de Sao José dos Campos, en el interior del estado de Sao Paulo.
De acuerdo con los datos del Inpe, cuatro de los nueve estados amazónicos de Brasil concentraron el 80 % de la deforestación entre agosto de 2018 y julio de 2019: Pará, Mato Grosso, Amazonas y Rondonia.
Tan solo en el estado de Pará fueron destruidos 3.862 kilómetros cuadrados de vegetación en dicho periodo, que comprende el final del mandato del presidente Michel Temer (2016-2018) y el inicio del Gobierno de Jair Bolsonaro, en el poder desde el pasado 1 de enero.
– LA AMAZONÍA SE APROXIMA AL PUNTO DE “NO RETORNO”
Los datos divulgados este lunes, los cuales emplean una metodología que se conoce como Prodes y está basada en imágenes por satélite del INPE, encendieron de nuevo las alarmas de las organizaciones medioambientales, entre ellas WWF.
“La deforestación ha crecido de forma vertiginosa y, si el Gobierno Federal no modifica profundamente su postura en relación al tema, tenderá a crecer todavía más el próximo año, haciendo con que el país retroceda 30 años en términos de protección de la Amazonía”, resaltó WWF en un comunicado.
La ONG recordó que los datos divulgados este lunes ya habían sido anticipados por el sistema de alertas del propio INPE, conocido como Deter, los cuales llegaron a ser cuestionados públicamente el julio pasado por el jefe de Estado de Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro, y llevaron a la destitución del presidente de la institución.
El mandatario consideró que los datos presentados por ese organismo estatal eran falsos y, a su juicio, fueron divulgados de mala fe por funcionarios públicos con intereses políticos, con la intención de perjudicar tanto a Brasil como a su Gobierno.
La creciente tala en la Amazonía brasileña coincidió con un incremento de los incendios en la región, especialmente en agosto pasado -los peores en la última década-, un hecho que convirtió a Brasil en el centro de duras críticas de ecologistas y líderes mundiales.
El crecimiento de la destrucción de la Amazonía fue atribuida por los ecologistas a la retórica anti ambientalista de Bolsonaro, quien durante la campaña electoral llegó a proponer, entre otras medidas, relajar la fiscalización ambiental en la región y reglamentar la minería en las reservas indígenas.
Según sus críticos, amparados por los discursos de Bolsonaro sobre la Amazonía, los madereros aumentaron la tala de los bosques y los agricultores la expansión de sus áreas de cultivo en la región.
“Es inaceptable que la Amazonía continúe siendo destruida. Nuestra posición es clara: deforestación cero ya. Cerca del 20 % de la Amazonía ya fue destruida y el bosque se aproxima al punto de no retorno, en el que la Amazonía se transformará en una sabana”, alertó WWF. EFE