El parlamentario iraní Ahmad Hamzeh ha ofrecido una recompensa de 3 millones de dólares a quien acabe con la vida del presidente estadounidense Donald Trump, informa la agencia de noticias ISNA.
“En nombre del pueblo de la provincia de Kermán, pagaremos un premio de 3 millones de dólares en efectivo a quien mate a Trump”, declaró el legislador ante el Parlamento nacional.
Kermán es la ciudad natal del general iraní Qassem Soleimani, quien fue asesinado en un ataque aéreo de EE.UU. el pasado 3 de enero en el aeropuerto de Bagdad (Irak).
El legislador no explicó si la decisión de amenazar al presidente estadounidense fue tomada por líderes clericales iraníes.
“Inmunes a las amenazas”
Además, Hamzeh afirmó que Irán estaría mejor protegido si tuviera armas nucleares. En ese sentido, sugirió que Teherán debería fabricar “misiles de largo alcance capaces de llevar ojivas no convencionales”.
“Si tuviéramos armas nucleares hoy, estaríamos inmunes a las amenazas. Ahora que Europa ha abandonado sus compromisos, sugiero salir del [Tratado sobre la no proliferación de las armas nucleares] TNP lo antes posible e iniciar pruebas nucleares”, aseveró.
Nueva ronda de tensiones
El ataque de EE.UU. en Bagdad del pasado 2 enero acabó con la vida de 10 personas además de Qassem Soleimani y el líder de Kataib Hezbolá y de las Fuerzas de Movilización Popular, Abu Mahdi al Muhandis. El Pentágono afirmó que este ataque “tenía como objetivo disuadir futuros planes de ataque iraníes” y acusó a Soleimani de “desarrollar activamente planes para atacar a los diplomáticos y miembros del servicio estadounidenses en Irak y en toda la región”.
Qassem Soleimani fue una figura clave en la dirección de las acciones militares de Irán en Oriente Medio. Lideraba las Fuerzas Quds —la unidad de élite de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica responsable de las operaciones especiales en el extranjero.
Teherán prometió vengar el asesinato de Soleimani. El pasado 8 de enero, Irán lanzó decenas de misiles balísticos de corto alcance contra la base aérea estadounidense de Al Asad, ubicada en el oeste de Irak, y contra una instalación de EE.UU. en la región kurda. En el ataque resultaron heridos 11 soldados estadounidenses.
Horas después del ataque iraní, Donald Trump ofreció un discurso en el que dijo que su país continuará ejerciendo “la máxima presión” sobre Irán e impondrá “sanciones económicas adicionales”.