Managua. Los universitarios nicaragüenses que comenzaron las protestas hace dos meses mantendrán su exigencia de que el presidente Daniel Ortega renuncie “inmediatamente” y que sea una “junta de Gobierno transitoria” la que convoque elecciones, dijo uno de sus líderes.
Los medios locales publicaron que Ortega, de discurso antiimperialistas, comunicó a un delegado del Senado de Estados Unidos que estaría dispuesto a adelantar las elecciones pero no a abandonar el poder, algo que para Víctor Cuadras, líder estudiantil y miembro de la coalición opositora que negocia con el Gobierno, es “inaceptable”.
“Queremos su renuncia inmediata y que acepte la instalación de una junta de Gobierno transitoria, mientras se realizan las reformas constitucionales que todos estamos pidiendo y que nos permitirán convocar elecciones libres”, afirmó el joven durante una entrevista telefónica con Efe.
Cuadras aseguró que si los comicios se convocan bajo el liderazgo de Ortega habrá “irregularidades” electorales, independientemente de que haya observadores internacionales, “como ha ocurrido desde 2007”, cuando el exguerrillero de 72 años volvió al poder después de haber dirigir la revolución sandinista unas décadas atrás.
“Se ha escuchado también que es posible que Ortega sacrifique la cabeza de Rosario Murillo (su esposa y vicepresidenta) con tal de continuar en el poder, pero tampoco es viable. Los dos han hecho tanto daño que es imposible continuar soportándolos”, declaró.
El joven forma parte de la denominada Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, la plataforma que aglutina a los universitarios, el sector privado, los campesinos y las organizaciones civiles, y que este viernes reanudará el diálogo con el Gobierno, suspendido desde mediados de mayo por falta de acuerdo sobre la salida a la crisis.
Obispos plantean hoja de ruta para salir de la crisis
La Conferencia Episcopal, que actúa como mediadora, le planteó el pasado 7 de junio a Ortega una hoja ruta para poner fin al conflicto y hoy dará a conocer la respuesta que le dio el presidente, que no acudirá al diálogo y que enviará a su canciller, Denis Moncada. Nicaragua vive su crisis más sangrienta desde 1980, en la que ya han muerto al menos 154 personas.