Pekín. Más transparentes, menos agresivas con el medio ambiente y con garantías de que la financiación no lleva al endeudamiento excesivo: esas son las asignaturas pendientes, o al menos las que reconoce China, de su colosal proyecto de la Franja y la Ruta, cuyo segundo Foro comenzó ayer en Pekín.
En un discurso con más promesas que autocrítica, el presidente chino, Xi Jinping, defendió a capa y espada la viabilidad de su proyecto estrella ante la presencia de sus suscriptores y seguramente ante los ojos de detractores y escépticos, a los que trató de seducir dibujando una China más abierta y un plan en el que todos cuenten por igual y consigan “los mismos beneficios”.
“Debemos insistir en los conceptos de apertura, desarrollo verde e integridad moral”, decretó Xi, quien apostó también por “combatir la corrupción con tolerancia cero” y porque todas las empresas participantes “cumplan con los estándares internacionales”.
El máximo mandatario chino quiso así rebajar las dudas que ha creado su plan por la ausencia de estudios de impacto ambiental o problemas como la incapacidad de ciertos países a la hora de hacer frente al pago de los créditos que concede el gigante asiático para construir grandes obras de infraestructura.
Xi garantizó unas Nuevas Rutas de la Seda -nombre no oficial de la iniciativa- “limpias”, “honestas” y “verdes” en las que se harán prevalecer “criterios ecológicos en la construcción de infraestructuras, inversión y financiación”.
Asimismo, el líder de la segunda potencia económica mundial esgrimió, una vez más, que el gran objetivo de las Rutas no es otro que “ofrecer oportunidades de desarrollo” y “el beneficio mutuo”.
“De cara al futuro, debemos dibujar con meticulosos pinceles este gran cuadro”, poetizó Xi, quien presumió de la aceptación internacional de la iniciativa.
Xi defiende el proyecto internacional
Xi -flanqueado por aliados como el ruso Vladimir Putin o el paquistaní Imran Khan-, presumió de que las Rutas “ofrecen nuevos espacios y plataformas para el crecimiento económico, el comercio y la inversión internacional”, y aportan “nuevas experiencias y contribuciones” en pro de una renovada gobernanza económica global y del multilateralismo.