Río de Janeiro. El ultraderechista Jair Bolsonaro y el socialista Fernando Haddad, líderes en los sondeos de intención de voto para las presidenciales del domingo, prosiguieron sus ataques mutuos a dos días de las elecciones más polarizadas e imprevisibles en las dos últimas décadas en Brasil.
Un día después del fin de la campaña en radio y televisión y con los mítines ya prohibidos por la legislación electoral, ambos usaron sus herramientas favoritas -el ultraderechista las redes sociales y el socialista un encuentro con electores- para mantenerse al ataque y descalificar uno al otro.
Bolsonaro, en un mensaje en su cuenta en Twitter, insistió en que Brasil no merece ser gobernado desde la cárcel, en clara referencia al encarcelado Luiz Inácio Lula da Silva, ni por ahijados políticos de los presidiarios, ya que Haddad fue escogido por el expresidente como su sucesor en la disputa y acude a consultarlo semanalmente a la prisión.
Haddad, por su parte, aprovechó la presencia de la prensa en una caminata que hizo en Belo Horizonte para acusar a su rival de atacar principios constitucionales como la democracia, la paz y la verdad.
Bolsonaro es el favorito en las encuestas para imponerse en la primera vuelta, con el 35% de las simpatías, por delante de Haddad, con 22%. Ambos están lejos del tercer ubicado, el laborista Ciro Gomes, quien desde hace semanas se mantiene inalterado en un 11%.
Según las encuestas, serán los dos más votados el domingo, pero, como ninguno conseguirá más de la mitad de los votos, tendrán que medirse en una segunda vuelta el 28 de octubre, en la que Bolsonaro aparece con una ligera ventaja (44% contra 43%) aunque técnicamente empatado con Haddad en intención de voto.
En medio del ataque entre los dos rivales, Gomes, el tercero en los sondeos, insistió en que es el único capaz de derrotar a Bolsonaro en una eventual segunda vuelta y dijo confiar en una remontada para llegar al balotaje.