EL PASO, Texas. Los alcaldes de varias ciudades estadounidenses se reunieron ayer en un centro de detención de migrantes en Texas y denunciaron que a pesar de la firma de una orden por parte del presidente Donald Trump poniendo fin a las separaciones familiares, no ha concluido la crisis humanitaria que él mismo creó.
La alcaldesa de Seattle Jenny Durkan dijo que los albergues de inmigrantes están abrumados debido a los procesos penales iniciados por el gobierno de Trump. “La razón por la cual estos niños no pueden ser devueltos a sus padres es porque el sistema ha quedado abrumado por esta política”, dijo Durkan.
El alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, destacó que los niños todavía no saben cuándo volverán a ver a sus padres.
Los alcaldes pidieron entrar a la instalación para ver las condiciones de confinamiento, pero el Departamento de Salud y Asistencia Social no se los permitió, dijo el alcalde de Columbia (Carolina del Sur), Steve Benjamin.
Ante la furia colectiva, el presidente Trump dio marcha atrás el miércoles y firmó una orden ejecutiva que según dijo derogó la política de separar a los niños de sus padres.
En Texas, el alcalde de Los Ángeles, Eric Garcetti, señaló que reina la incertidumbre sobre qué representación legal se le está dando a los inmigrantes, y cuál es el período máximo de detención para una persona procesada por cruzar ilegalmente la frontera.
Los alcaldes de Miami, Los Ángeles y Central Falls (Rhode Island) recordaron sus propios pasados como inmigrantes de países latinoamericanos al cuestionar la política de “tolerancia cero” esgrimida por Trump.
Alan Webber, alcalde de Santa Fe (Nuevo México) denunció que la decisión de Trump del día anterior no significa que todo está resuelto. “El hecho de que por el momento Trump se ha vuelto un poco menos inhumano no resuelve el problema”, dijo Webber. Trump dio marcha atrás el miércoles y firmó una orden ejecutiva que según dijo derogó la política de separar a los niños de sus padres.