Buenos Aires. El peronista Alberto Fernández juró ayer el cargo de jefe de Estado de Argentina en una ceremonia en el Congreso de la Nación, en Buenos Aires, ante autoridades del Estado y con presencia de varios mandatarios internacionales.
En la sesión de la Asamblea Legislativa -órgano parlamentario que engloba a los senadores y los diputados-, Fernándezrecibió de su antecesor, Mauricio Macri, la banda y el bastón presidencial y juró el cargo ante la titular saliente del Senado, Gabriela Michetti, antes de que la exmandataria Cristina Fernández hiciera lo mismo como nueva vicepresidenta del país.
Alberto Fernández recalcó que llega al poder para “convocar a la unidad de toda la Argentina” en pro del bienestar de toda la población, en especial de los más postergados, en medio de la grave crisis económica que arrastra el país desde 2018.
“Vengo a convocar a la unidad de toda la Argentina, en pos de la construcción de un nuevo contrato ciudadano social que sea fraterno y solidario”, dijo el líder peronista ante las autoridades del Estado congregadas en la sesión del Congreso en la que tuvo lugar su juramentación en el cargo y la de la vicepresidenta, Cristina Fernández.
Fernández, que sucede en el cargo a Mauricio Macri, deberá enfrentar un complicado escenario económico marcado por la elevada deuda pública, una frágil moneda nacional, la subida constante de los precios y la escalada del desempleo y los niveles de pobreza.
Para el nuevo mandatario, la fraternidad es necesaria porque “ha llegado la hora de abrazar al diferente”, y la solidaridad porque en esa “emergencia social” en la que asegura está el país “es tiempo de comenzar por los últimos para llegar a todos”.
“Los vengo a convocar sin distinciones a poner a Argentina de pie para que comience a caminar paso tras paso con dignidad con justicia social”, subrayó Fernández, convencido de la necesidad de recuperar un conjunto de equilibrios sociales, económicos y productivos que ahora no hay.