Desde 1994 cuando se instauró el modelo 50+1 hasta la actualidad, no existe precedente de que un candidato haya logrado mayoría absoluta en medio de un sistema con tres partidos fuertes.
Y es que este mecanismo fue precisamente el causante de que José Francisco Peña Gómez perdiera en 1996 contra Leonel Fernández.
Peña Gómez cayó en la trampa de Joaquín Balaguer, quien sabía que por más apoyo que tuviera el moreno, los números no le alcanzarían.
Y efectivamente, en la primera vuelta Peña Gómez se quedó con un 45.94%; Leonel con un 38.93% y Jacinto Peynado, 14.99%. En segunda vuelta, y luego del apoyo de Balaguer a Leonel, este sobrepasó al caudillo del PRD con el 51.25% de los votos.
En el año 2000 se midieron Hipólito Mejía, Danilo Medina y Balaguer. En este caso por igual, nadie alcanzó mayoría absoluta.
Hipólito sacó 49.87%, Danilo obtuvo 24.94% y Balaguer un 24.60%. Ninguno sacó el 50+1 y por tal razón había que concurrir a una segunda vuelta. No obstante, esto no pudo ser porque el competidor más cercano del “guapo de Gurabo” se retiró de la contienda al entender que Balaguer no lo apoyaría, por lo que en un acto de sensatez, evitó al país a padecer otro proceso electoral.
Pero ojo, había que ir a segunda vuelta si a Danilo le hubiera dado la gana.
En 2004 y 2008, con la muerte de Balaguer, el PRSC ya no pasaba de dos dígitos. Por lo que el tripartidismo había desaparecido. En 2012, 2016 y 2020 fueron elecciones polarizadas, totalmente distintas a las de este 2024 que pinta ser un año competitivo.
Y es que para que solo haya una primera vuelta, Luis Abinader debe vencer a dos partidos que marcan más de un 20%. Si lo logra, se podría decir que sería el mayor coloso de la política dominicana.
Lo cierto es que parece difícil.