Aunque el presidente Luis Abinader todavía no ha dicho que buscará reelegirse, sería ingenuo pensar que declinaría tal decisión, sobre todo cuando sus funcionarios y partidarios repiten por todos los costados del país que el hombre va, y más si se toma en cuenta que los estatutos del Partido Revolucionario Moderno (PRM), que en principio no permitían la reelección, fueron cambiados para habilitarla.
Cuando él decida ir, Abinader iniciaría la tradición del reeleccionismo en el PRM; sin embargo, sería el segundo presidente bajo el ideal peñagomista que lo intentaría, pues ya Hipólito Mejía fue el primero en atreverse cuando en 2004 gobernaba el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), padre del actual oficialismo.
Como sabemos, en esa oportunidad fue derrotado por Leonel Fernández y el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), lo que provocó que se creara el relato de que los candidatos del peñagomismo (PRD-PRM) estaban “destinados” a gobernar por solo cuatro años.
Recordemos a don Antonio Guzmán (1978-1982) y a Salvador Jorge Blanco (1982-1986). En esa ocasión el partido gobernó ocho años de manera consecutiva pero sin reelección. Dicho esto, Abinader estaría a punto de embarcarse en el desmantelamiento de esa vieja idea de que los peñagomistas solo gobiernan por un periodo, tal como hubiese querido José Francisco Peña Gómez, antirreeleccionista a carta cabal.
Para quitar “ese mal augurio”, Abinader debe superar varios desafíos como combatir la inflación, el alto costo de la canasta familiar y resolver el asunto de la inseguridad ciudadana.
Esto último es una amenaza a su popularidad y él lo sabe, pues vimos cómo anunció que de ahora en adelante pasará balance cada lunes sobre el “Plan de Seguridad RD”.
Y es que la “Reforma Policial” era una de sus banderas de campaña en 2020. Si bien es cierto que los sueldos de los agentes mejoraron, entre otros beneficios; aún no se sienten cambios estructurales ni la “percepción” sobre la delincuencia ha menguado.