El Volcán de Fuego, ubicado entre los departamentos de Escuintla, Chimaltenango y Sacatepéquez en la zona sur y centro del país, hizo erupción el 3 de junio dejando 113 personas fallecidas de las que han sido identificadas solo 85.
Varias comunidades desaparecieron y más de 1,7 millón de personas resultaron afectadas.
Entre las instituciones con las que la CONRED cotejó la información están la Cruz Roja Guatemalteca, el Instituto Nacional de Estadística, el Registro Nacional de Personas, la Procuraduría General de la Nación, la Empresa Eléctrica, el Ministerio de Salud y el Instituto Nacional de Ciencias Forenses.
Sin embargo, la organización Antigua al Rescate, que ha colaborado en las labores de ayuda en la zona devastada por la erupción, dijo en conferencia de prensa que la cifra de muertos es mucho más alta que la anunciada por las autoridades y elevó el número a unos 2.900. Según la organización, ese número es resultado de investigaciones propias y entrevistas a los afectados en albergues, especialmente a los habitantes de San Miguel Los Lotes, comunidad que desapareció tras la erupción.
David de León, vocero de la CONRED dijo en un mensaje de texto que respetaba los comentarios sobre el número de desaparecidos, pero mantuvo la cifra de 332 como oficial.
“Es importante conocer la base o fuentes que sirvieron para determinar la cifra que dieron a conocer”. También pidió que la organización se acerque a la mesa multisectorial de recuperación, que determina los pasos a seguir tras la erupción, para cotejar datos.
Cuatro días después de la tragedia las autoridades ordenaron detener la búsqueda de sobrevivientes y restos para reanudarla días más tarde por presión de sus familiares, pero a las dos semanas pusieron fin a la tarea, por lo que decenas de familiares aún buscan a sus seres queridos con pequeñas herramientas entre miles de toneladas de material volcánico que soterró las viviendas.
El 26 de junio la CONRED catalogó como inhabitable y de alto riesgo a por lo menos 178 comunidades entre pequeños caseríos, aldeas, fincas y colonias que rodean al volcán debido a la actividad que mantiene y recomendó de manera urgente que las autoridades tomen medidas para proteger la vida de los habitantes de las zonas en riesgo.
Actualmente más de 3.600 personas se encuentran en albergues temporales construidos por autoridades locales y organizaciones caritativas.