La participación electoral del exterior fue de apenas el 18.86 %, con su mayor nivel de abstención en la circunscripción 1
La elevada abstención que registra la votación de los dominicanos residentes en el exterior ha derribado el mito sobre el impacto que se le suponía como demarcación relevante para incidir en la elección del presidente de la República, un supuesto peso electoral que se equiparaba a las principales provincias en el territorio nacional.
En efecto, en los análisis sobre las jurisdicciones con mayor incidencia probable relacionada con la población empadronada, las tres circunscripciones de Europa y América entraban en la ecuación con un peso electoral por encima de 29 provincias, al registrar 863,785 personas hábiles para ejercer el derecho al voto, equivalentes al 10.60% del padrón general.
Es decir, los registrados fuera del país solo son superados por las listas de Santo Domingo (1,821,396 equivalentes al 22.57%); Distrito Nacional (916,166 para un 11.36%), y Santiago con 911,703 equivalente al 11.30%.
Las demás provincias con gran peso son San Cristóbal, La Vega, Espaillat, Duarte, Puerto Plata, La Altagracia, La Romana, San Juan y San Pedro de Macorís.
Los registrados en el exterior y las diez provincias internas concentraron el 81.16 % de los votantes convocados para las recién pasadas elecciones.
Sin embargo, la participación electoral del exterior fue de apenas el 18.86 %, con su mayor nivel de abstención en la circunscripción 1, (82.53 %) que comprende Canadá, Estados Unidos, las islas del Caribe y América del Sur.
Llama la atención este dato, porque se considera esa circunscripción como el epicentro del activismo político en el exterior, al quedar dentro de ella las ciudades de Nueva York y Boston, donde los partidos hacen más vida.
Es paradójico que en Nueva York se haya producido la abstención más elevada, si se tiene en cuenta que, de los lugares donde existe el voto fuera del país, concentra el grueso de los electores, tiene presencia de casi todos los partidos instalados, y además esta genera la mayor efervescencia política.
Fue la demarcación donde mayor presión se ejerció para que la Junta Central Electoral (JCE) masificara los centros de cedulación para registrar a los potenciales votantes, bajo el predicamento de que no se acercaba el empadronamiento “por el miedo que tienen los políticos de que la comunidad dominicana en el exterior decida las elecciones”.
En atención a ese reclamo comunitario, la JCE amplió significativamente los centros a los cuales acuden los interesados en obtener la Cédula de Identidad y Electoral, pero no para fines de votación, conforme se desprende del 17 por ciento que acudió a las urnas.
Participación en caída
La participación de los dominicanos del exterior en los procesos electorales ha tenido altas y bajas, pero en los últimos eventos ha registrado una significativa regresión.
En el 2004, la primera participación, considerada un piloto por ser la experiencia inicial, se produjo una votación elevada al concurrir el 67 por ciento de los 52,445 inscritos.
Para entonces, la JCE habilitó 101 colegios distribuidos en once localidades de Canadá, Estados Unidos, España y Venezuela. En dichos comicios, la mayor se registró en los Estados Unidos, con el 82% de los colegios electorales en el extranjero.
Esa primera experiencia motivó a los criollos a inscribirse, razón por la cual el padrón, con miras a los comicios de 2008, tuvo un crecimiento que lo llevó a 154,789 habilitados para ejercer el voto, de los cuales concurrieron 76,113, para un 50 por ciento del total de inscritos, según datos del Observatorio Político Dominicano.
Esto significa que entre el 2004 y la segunda experiencia de 2008, la abstención subió el 17%.
Para los comicios de 2012 se verificó una mayor participación de los votantes en el exterior, en concordancia con el incremento de los registrados, al concurrir a las urnas 164,538 electores, equivalente a un 50.06% de 328,649 inscritos, o sea, una abstención fue de 49.94%.
Una relación directa entre el aumento de inscritos para votar y el elevado nivel de abstención se mantuvo constante entre 2012 y 2016.
Así, el padrón subió en 2016 a 384,523, de los cuales votaron 187 mil 273, que representan el 48.70%, con una abstención del 51.30%.
La mayor caída en el nivel de participación se produjo en las elecciones de 2020, al concurrir solo 129,821 de un universo de 595,879, con una astronómica abstención del 78.21 % y una votación de apenas el 21.79 % de los empadronados.
Sin embargo, la elevada abstención de 2020 fue atribuida en su momento a la pandemia de COVID-19, debido a que las medidas sanitarias tuvieron efecto en todos los países que celebraron elecciones en aquellas condiciones.
Empero, la baja concurrencia de 2020 ha sido superada en las recientes elecciones, cuando se registró la más baja participación, lo que ha disparado las alarmas de muchos sectores que empiezan a manifestar dudas sobre la utilidad del voto presidencial en las jurisdicciones externas.
¿Cuánto invierte la Junta Central Electoral para el mantenimiento de la infraestructura, preparación del proceso y el montaje el día de los comicios?
Habría que establecer esa relación para determinar la pertinencia o no de que se mantenga una prerrogativa sobre la cual los dominicanos fuera del país han ido perdiendo interés proceso tras proceso.