Washington.- El secretario de Defensa de EE.UU., Mark Esper, afirmó que todavía no se sabe el origen de la explosión del martes pasado en el puerto de Beirut de casi 3.000 toneladas de nitrato de amonio, que causó al menos 158 muertos y 6.000 heridos.
“El fondo de la cuestión es que todavía no sabemos”, dijo Esper anoche a la cadena de televisión Fox News.
“Sabe, el primer día, como el presidente Trump dijo correctamente, pensábamos que podría haber sido un ataque. Algunos de nosotros especulamos con que podría haber sido, por ejemplo, un cargamento de armas de Hizbulá, puede que Hizbulá… Una instalación de fabricación de armas… ¿Quién sabe?”, señaló el jefe del Pentágono.
El martes, el presidente de EE.UU., Donald Trump, sostuvo que el estallido fue en realidad un “ataque” con “algún tipo de bomba”, sin aportar pruebas.
“Me he reunido con algunos de nuestros grandes generales y ellos parecen sentir que lo fue (un ataque). Esto no fue un suceso tipo una explosión industrial”, aseguró el mandatario.
El miércoles, Esper matizó que “la mayoría” pensaba que era un accidente, mientras que hace dos días el presidente libanés, Michel Aoun, no descartó ninguna hipótesis.
“Hay dos posibilidades para lo que pasó: o la negligencia o intervención exterior con un misil o bomba”, apuntó Aoun a los periodistas.
El suceso ha conmocionado al Líbano, que aún se pregunta cómo 2.750 toneladas de un fertilizante altamente volátil permanecieron en un almacén durante seis años sin que nadie hiciera nada.
Alrededor de una veintena de personas han sido detenidas, incluidos los últimos dos directores de Aduanas y el director del puerto que han sido aprehendidos mientras se desarrollan las investigaciones.
Por otro lado, Esper también habló de Afganistán y adelantó que hacia finales de noviembre no quedarán en ese país más unos 5.000 soldados estadounidenses.
“Vamos a quedarnos por debajo de 5.000 hacia finales de noviembre. Tenemos que informar al Congreso sobre cómo quedaría eso”, avanzó.
Aun así, precisó que la reducción de efectivos se hará si se cumplen una serie de condiciones y si el Pentágono ve viable llevar a cabo misiones en la región con menos tropas.
“Ahora mismo -agregó-, creemos que podemos hacer todas las misiones principales, primero y sobre todo asegurar que EE.UU. no es amenazado por terroristas que vengan de Afganistán”.
“Mientras, vemos el proceso de paz afgano, no es perfecto pero se mueve hacia delante, despacio. Es un camino espinoso, es un camino duro”, agregó el jefe del Pentágono.
A principios de este año, el Gobierno de EE.UU. y los talibanes firmaron un histórico acuerdo de paz cuyo objetivo último es acabar con la presencia estadounidense en el país asiático.
El pacto contempla una retirada de tropas estadounidenses en la región a cambio del compromiso de los talibanes de que no se implicarán en actos terroristas contra EE.UU.
Se espera que EE.UU. se repliegue completamente, según el acuerdo, que también contempla negociaciones intra-afganas y compromisos en la lucha antiterroristas.
Sin embargo, el proceso ha sufrido reveses debido a la continuación de los ataques por parte de los talibanes.
El Pentágono también ha pedido a los insurgentes que rompan sus lazos con Al Qaeda. EFE