Al cumplir dos años de vida, el Partido Revolucionario Moderno se encuentra en un buen momento, proyectando capacidad de convertirse en una opción política disciplinada, coherente y alternativa al fraude que en todos los sentidos han sido los gobiernos del PLD.
Precisamente por ello, el Gobierno mueve cuanto pueda para malograr la fuerza y el crecimiento perremeísta, como evidencia la campaña de descalificación que perpetra cotidianamente contra el PRM y Luis Abinader la formidable maquinaria que administra la inteligencia estratégica peledeísta.
El PRM inicia con la división del PRD, viéndose precipitado a establecer estructuras directivas y operativas, embarcarse de inmediato en una convención interna por la nominación presidencial y las candidaturas congresuales y municipales para las elecciones de 2016, y siguiendo corrido hacia un proceso electoral nacional certificado como el más desigual de la historia nacional.
Su candidato presidencial, Luis Abinader, compitió con el presidente candidato, Danilo Medina, quien apoyó su campaña en las estructuras del Estado, incluyendo las de organización y arbitraje electoral, Fuerzas Armadas, de Policía e Inteligencia estatal, y el control –abierto o solapado e incluyendo censura previa– de la mayoría de los medios de comunicación, pese a lo cual alcanzó un importante 35% en las elecciones del 16 de mayo del pasado año.
El PRM se encuentra en un buen momento, porque viene dando pasos muy certeros en las últimas semanas y días, indicativos de que se sacude y avanza, y que conecta con los anhelos fundamentales del pueblo.
Entre esos pasos está la decisión de su dirigencia, encabezada por Andrés Bautista y Chu Vásquez, y su líder Luis Abinader, de expresar su apoyo y participar en la Marcha por el Fin de la Impunidad, con que la sociedad dijo ¡basta!, y se empoderó, a propósito del escándalo Odebrecht, del reclamo de administración pulcra de los fondos públicos, frente a la acumulación de grandes escándalos de corrupción, y la inacción del Gobierno.
Los dirigentes del PRM fueron especialmente cuidadosos en no pretender un nocivo protagonismo partidario y, por el contrario, Abinader felicitó a los organizadores y al pueblo por el éxito de la actividad.
El PRM informó de una amplia ofensiva para reestructurar y completar sus organismos territoriales y sectoriales, actividad encabezada por la dirigencia y el apoyo de Abinader y el expresidente Hipólito Mejía.
Otra decisión importante del PRM fue que sus alcaldes no votaran en la elección del nuevo secretario general de la Liga Municipal Dominicana, parte de los juegos de poder que se ventilan al interior del PLD, y en los que se impone siempre el líder que maneja el Presupuesto Nacional y el aparato estatal.
Una carta del PRM recibida por los legisladores el pasado 19, les recordaba, a propósito de que el Congreso conocería de las observaciones presidenciales a las reformas al Código Penal en lo relativo al aborto, que la posición del partido es permitir el aborto terapéutico “cuando esté en peligro la vida de la madre, mal formación del feto, cuando este no presenta posibilidad de sobrevivir fuera del útero, y en casos de violación o incesto”.
Ya en diciembre de 2014 cuando Medina devolvió por vez primera el proyecto de reforma, Abinader se expresó en términos parecidos, “especialmente en lo concerniente al derecho a la vida y la salud de la mujer y el respeto a su dignidad y a su integridad moral y emocional”.
A dos años de existencia el PRM corre muy bien hacia 2020, si mantiene el rumbo que lleva.