La modificación genética en la isla tiene un gran empuje en la producción de alimentos de origen agropecuario
No es un secreto que la ciencia ha evolucionado en todos los aspectos, principalmente en la modificación genética y la combinación de elementos como en el caso de la agricultura, área de la que depende gran parte de la alimentación del mundo. Tipos de experimentos como incrustar la parte superior de una pequeña mata de tomate o de higo en el tallo de una berenjena, los podemos encontrar en uno de los países más pequeños del mundo, pero uno de los más avanzados en ciencia y tecnología.
Se trata de la República China-Taiwán, donde especialmente en la estación de mejoramiento agrícola “Centro de Investigaciones Biotecnológicas del Agro”, afirman que realizan este tipo de modificaciones genéticas porque el tallo de la berenjena soporta mucho más los diferentes tipos de ambiente, las inclemencias del clima, incluso inundaciones. Lo más interesante del caso es la rapidez como allí combinan estas matas con la ayuda de una máquina que las corta y luego una persona las une con un simple clip (sujetador).
Sus técnicos capacitan a personas en países de América Latina, asesorando con técnicas de agricultura y las nuevas tecnologías para lograr mejores cosechas y procesamiento de productos como berenjenas, verduras, flores, trigo, sorgo y otros cereales, y algunos de los cuales convierten también en licor, y usan hasta para hacer cosméticos.
Taiwán desde adentro
Taiwán, ubicada en el este de Asia, no solo está entre las principales potencias tecnológicas, sino que cuenta con una interesante cultura y un hermoso paisaje que atrae a miles de turistas.
Al dar un paseo por Taipéi, su principal ciudad, pueden apreciarse llamativas estructuras con diseños de la cultura china. Cuentan con impresionantes templos taoístas o budistas, sus religiones principales, aunque ha aumentado el número de iglesias cristianas protestantes. El Grand Hotel, los palacios de Música y de Bellas Artes y otros, atraen la atención de los turistas. También está el monumento conmemorativo a Chiang Kai-shek, quien gobernó la isla desde 1949 hasta su muerte en 1975. Además del Tren Bala, posee uno de los edificios más altos del mundo, la Torre 101; cuenta con el famoso mercado nocturno, y uno de los que no se puede dejar de visitar es el Lago del Sol y la Luna. Algo que sorprende es la seguridad, donde en cada esquina es visible no una, sino varias cámaras de vigilancia, y no se observa casi la presencia de agentes policiales, lo que indica el bajo nivel de delincuencia.
La cultura taiwanesa es muy singular, velan porque no se pierdan sus valores generacionales, sus tradiciones, especialmente con la gastronomía y sus variados platos, en los que mezclan verduras y vegetales con alimentos provenientes del mar (mariscos). Visitar esta nación es un sueño, y tomar uno de sus tés es casi una deliciosa obligación.
Al noroeste de Taipéi se encuentra el parque tecnológico de Hsinchu, una de sus principales tres zonas industriales y, como muchos saben, esta nación se ubica en el primer lugar de países en fabricación de semiconductores y entre los primeros tres que desarrollan la informática, biotecnología y máquinas de precisión.
En tanto, empresas reciclan todo tipo de botellas de vidrio, que reprocesan y convierten en nuevos productos hasta para construir viviendas como el “Foam glass” o vidrio esponja, que no se quema, pesa poco y hasta aísla el sonido, el cual podría convertirse en el elemento principal para la industria de la construcción.
Un Che Che (gracias) o un Ni Jao (hola cómo estás) de su tradicional idioma mandarín, son palabras que se escuchan a cada momento de un taiwanés, pero parte de lo que más impresiona de esa nación, es la organización, principalmente en el aspecto vial. Es normal ver motocicletas (tipo pasola), y cada conductor, al igual que su pasajero, debe llevar el casco protector. Muchas vías tienen una línea divisoria para que estos motociclistas vayan separados de los demás vehículos y así evitar accidentes. Se respetan al máximo las leyes.
Las políticas económicas de esta isla han hecho que en los últimos 40 años pasara de ser una de las más pobres del mundo, a una de las más fuertes en cuanto a su Producto Bruto Interno.
Todos velan por la salud y el medio ambiente
A pesar de ser un países con alto nivel de contaminación ambiental, en Taiwán se protege la naturaleza y es común ver a ciudadanos usar mascarillas, además de la precaución cuando tienen un virus como la gripe, para no infectar a otros. En cuanto al sistema de salud pública, con el programa del Seguro Nacional de Salud (NHI, siglas en inglés) más del 80% de la población goza del servicio. En ese sentido, sus programas gubernamentales están enfocados actualmente en el medioambiente y en el cambio climático.
En conclusión, conocer este país y a su gente nos permite que podamos abrir un poco más nuestra visión de futuro y lo que debemos intentar hacer en nuestras naciones para que avancen hacia el desarrollo.
El té
Algo que nunca falta son los deliciosos tés, los cuales se pueden hallar en diferentes sabores y colores como el “té negro”.