Por tradición, la economía dominicana baja su crecimiento en tiempos de elecciones generales

La economía dominicana ha crecido durante los últimos cinco años electorales un promedio de 3.9 por ciento, media que ha sido inferior al nivel de “crecimiento potencial” previamente proyectado por las autoridades económicas.


Para el presente año, en cuyo calendario hay programadas dos elecciones separadas en dos niveles, el Gobierno espera romper el maleficio, con una proyección casi duplicada de expansión del producto interno bruto (PIB) con relación al recién finalizado 2023, cuyo cierre se supone será de entre 2.4% a 2.6 % de crecimiento.

A principio de enero el Gobierno dio a conocer sus expectativas de crecimiento, ´de un 4.7 %, con cuyo nivel asume el compromiso de romper la tradición de que el crecimiento del año electoral es inferior al del período inmediatamente anterior.

De los procesos electorales que se han realizado en el país a partir del 2000, tres han tenido la característica ser efectuados en períodos de crisis económicas en ese instante o en el año siguiente. Se trata de los procesos celebrados en los años 2004, 2008 y 2020. En el primero estaba en pleno impacto la crisis originada en el 2003 por la quiebra de tres bancos, en el segundo estaba en desarrollo la crisis financiera internacional y en el tercero, la crisis sanitaria y económica que generó la pandemia del covid-19.

Una peculiaridad de los años electorales ha sido que el primer cuatrimestre suele ser el de mayor expansión del producto interno bruto, casi siempre impulsado por las inversiones públicas que se inician como parte de la campaña electoral que desde el Gobierno de turno se ejecute.

Otra característica de los años electorales, más si hay cambio de Gobierno, es que en el último cuatrimestre se le baja el fuego al crecimiento, con suspensión y paralización de obras públicas iniciadas. Ha habido períodos post electorales que han implicado programas de austeridad.

En el último proceso electoral, entre economistas y empresarios surgieron temores de que, por los conflictos políticos que afectaron el clima de negocios del país, vinculados al desempeño de las primarias del 6 de octubre del 2019 y a las suspendidas elecciones municipales del 16 de febrero de 2020, el crecimiento económico original que se había proyectado, de alrededor de 5.0 por ciento, no se cumpliera. El crecimiento de ese año fue negativo en 6.7 %, pero la causa fundamental fue la crisis sanitaria generada por el covid-19, que implicó un cierre las actividades productivas.

En los previos cinco años electorales comprendidos del 2000 al 2016, el producto interno bruto (PIB) dominicano registró crecimientos entre 2.6 y 6.7%, y para el año 2020 el Banco Central previó que las condiciones monetarias favorables continuarían apoyando el dinamismo de la demanda interna, proyectando un crecimiento económico en torno a 5.0 % y 5.3 % en 2020.

Un análisis comparativo de los periodos electorales 2000, 2004, 2008,2012 y 2016 refleja que la economía tiende a moderarse, bajando intensidad durante los tiempos de elecciones y que concluido los procesos, en los siguientes años, retoma la velocidad.

Mientras el crecimiento promedio de los cinco años electorales comprendidos entre 2000 y 2026 fue de 3.9%, la media de crecimiento de los anteriores e preelectorales fue de 4.4% y la de los pos electorales de 4.8%.

Sólo en el 2004, de los últimos cinco procesos el PIB creció más en el año electoral que en el preelectoral, y se debió a que correspondió al período de la recuperación de la crisis del 2003, que llevó a la economía al único cierre en rojo en más de dos décadas.

En los propios periodos electorales, el comportamiento de la economía, medido por trimestres, ha sido diferente, creciendo a mayor tasa en los dos primeros trimestres, que en los dos últimos.

Las mayores tasas

De los cinco años electorales analizados, las mayores tasas de crecimiento se produjeron en el 2000 y 2016, con 4.7% y 6.7%, respectivamente. En los dos casos, los niveles de expansión económica quedaron por debajo de los registrados en pre electorales anteriores, que fueron 5.9% y 6.9%, respectivamente.
En esos dos años el crecimiento fue mayor que en los siguientes periodos. En el 2001 el PIB creció un 2.5% y en el 2017 un 4.7%. Mientras tanto, 2004 y 2012 son los años electorales que registran los menores niveles de crecimiento económico, con 2.6% y 2.7%, respectivamente. El tercer menor le correspondió al año 2012, con un 3.2%.

El año 2000 consolidó su 4.7% de crecimiento, el segundo mayor de las épocas electivas, con tasas de 6.6 y 5.9 por ciento en los primero y segundo trimestres, y de 4.4 y 1.8 por ciento en el tercero y cuarto. Ese comportamiento reflejó una tendencia de reducción de la velocidad del crecimiento.

Mientras que en el 2004, año electoral que arrastraba los efectos de la crisis financiera que inició en el 2003, fruto de la quiebra de los bancos comerciales Baninter, Bancrédito y Mercantil, el comportamiento trimestral fue de consistente aumento, y el 2,6% de aumento del PIB se produjo luego de una caída de 1.3% en el año anterior. Esa caída del 2003 incluso se trasladó, con menor intensidad, al primer trimestre del año 2004, cuando la economía decreció 0.9%. Ya para el segundo trimestre, cuando incluso habían concluido las elecciones generales de ese año, el PIB repuntó y creció un 2.7%, recuperación que continuó en los trimestres tercero y cuarto, con tasas de crecimiento de 3.4% y 6.1%, respectivamente.

En el 2008, cuando la economía mundial estaba ralentizada por la crisis financiera internacional, el PIB dominicano creció 3.2%, una tasa que representó menos de la mitad de la registraba en el año anterior (no electoral) que fue de 7.4%.

En el primer semestre del 2008 se produjo una expansión extraordinaria de la economía, con crecimientos de 7.2 y 7.6% en el primer y segundo trimestres, respectivamente. En los dos últimos trimestres se produjo una desaceleración total de la economía con 0.0% en el tercero y una caída o crecimiento negativo de 1.6% en el cuarto trimestre.

El año 2012 tuvo fluctuaciones trimestrales de crecimiento. En el primero el PIB creció 3.2%, bajó a 2.4% en el segundo, subió a 2.7% en el tercero y cayó a 2.6% en el cuarto.

Ese año registra uno de los mayores déficit fiscales , con alrededor del 8.7 % del PIB. Fue atribuido a un elevado gasto público vinculado con las elecciones de entonces.

Para el 2016, el último año electoral ejecutado previo a la pandemia del covid-19, el crecimiento de 6.7% fue básicamente posibilitado por el comportamiento de la primera mitad, con un primer trimestre de 6.8% de expansión, un segundo de 7.3%. La segunda mitad se moderó el crecimiento, con una tasa de 3.2 en el tercer trimestre y de 6.6% acelerado en el cuarto.

El 2016 fue el período que llegó a un proceso electoral referido por uno de los mayores índices de expansión económica, un 6.9 por ciento en el 2015, y que no pudo mantener en el siguiente ejercicio económicos, cuando el nivel de crecimiento cedió dos puntos porcentuales, al quedar en el 2017 en un 4.7 por ciento. El pos electoral del anterior año electivo, el crecimiento económico fue de 4.9% (en el 2013) con una tasa de 9.4%.

El 2020, frustratorio

Las perspectivas económicas para el año 2020 eran dubitativas, aunque se mantuvieron oficialmente las proyecciones hechas desde el segundo semestre del 2019. La última mención la había el Banco Central en su último comunicado de política monetaria, ofrecido para informar que mantenía en 4.5% la tasa de política monetaria. “Se prevé que las condiciones monetarias favorables continúen apoyando la demanda interna y que la economía se expanda en torno a su potencial durante 2020”, señaló tras citar el comportamiento creciente del crédito bancario.

Pero la pandemia del covid-19 llegó al país y desde marzo del 2020 comenzó a echar por tierra todas las proyecciones, terminando el año de las últimas elecciones con un crecimiento de -6.7 %. El siguiente 2021 registra hasta la fecha el mejor repunte, debido a que de ese saldo negativo del anterior, terminó con una tasa de expansión de la economía de 12.3 %.

El año 2024 tiene el reto de crecer más que su alicaído antecesor 2023. Para lograrlo, la inversión privada deberá aunar esfuerzos con los proyectos de inversión pública que el Gobierno ha anunciado.

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