Es nuevo jugador en un mercado mundial competitivo; amplía su matriz agroexportadora con cultivo de valor
La República Dominicana se ha anotado un importante punto a su favor, al ingresar al grupo de países que producen y exportan uvas de mesa. El día 3 de abril de 2025 partió desde Guayubín, en la provincia Montecristi, el primer contenedor con destino a Estados Unidos, con dos mil cajas con un peso total de 16 toneladas.
Ese envío marcó el inicio formal de una nueva etapa para la agroindustria nacional, que ya ha sembrado las semillas de un futuro promisorio en mercados internacionales.
Este avance coincidió con un contexto internacional dinámico en lo que al tema se refiere. En la campaña o zafra 2023/2024, la producción mundial de uva de mesa alcanzó las 28,389,000 toneladas, lo que representó un incremento de 1.76% (491,000 toneladas más) respecto a las 27,898,000 toneladas del ciclo anterior. El informe “Un Horizonte distinto-Avance de la campaña de uva 2023/2024”, elaborado por Fluctuante con proyecciones del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), atribuyó este crecimiento principalmente al aumento de la oferta china, que logró compensar las pérdidas de la Unión Europea. Durante esa campaña, China se mantuvo como el principal productor global, con 13,500,000 toneladas. Esa cifra representó un aumento de 5.88% (750,000 toneladas adicionales) frente a las 12,750,000 toneladas del período anterior. Este auge fue posible gracias a mejoras en las condiciones de cultivo, avances tecnológicos y una extensión del período de cosecha, lo que permitió una fruta de mayor calidad.
India ocupó el segundo lugar con 2,950,000 toneladas, aumentando 3.50% en relación con las 2,850,000 toneladas del ciclo 2022/2023. Este crecimiento fue impulsado por condiciones climáticas favorables. Turquía, sin embargo, experimentó una contracción notable: produjo 1,900,000 toneladas, una caída de -14.41% (320 mil toneladas menos) frente a las 2,220,000 toneladas del año previo, como consecuencia de enfermedades vinculadas al clima que también afectaron sus exportaciones.
Brasil y Uzbekistán conservaron su posición en el ranking con producciones estables de 1,748,000 y 1,695,000 toneladas, respectivamente. Egipto logró un leve aumento de 0.51%, pasando de 1,560,000 a 1,568,000 toneladas. En contraste, la Unión Europea vio una disminución considerable del -16.04%, al pasar de 1,546,000 a 1,298,000 toneladas, aunque la calidad del fruto europeo se mantuvo alta.
Estados Unidos mostró señales de recuperación post pandemia, alcanzando las 878,000 toneladas (+8.26% respecto a las 811,000 del ciclo anterior). Perú también logró una ligera mejora de 1.30%, con una producción de 776,000 toneladas frente a las 766,000 previas. Sin embargo, sus viñedos del norte sufrieron por el aumento de temperaturas y humedad, lo que favoreció la aparición de enfermedades fúngicas. Se esperó que las condiciones más estables en Ica y zonas vecinas pudieran equilibrar la producción.
Chile cerró el top ten con un crecimiento destacado de 13.57%, al subir de 656,000 a 745,000 toneladas, gracias a lluvias invernales que impulsaron los rendimientos, pese a la reducción de superficie cultivada. Otros países produjeron conjuntamente 1,331,000 toneladas, lo que representó un alza de 2.70% en comparación con las 1,296,000 del ciclo previo. En materia de comercio internacional, las exportaciones globales de uva de mesa se estimaron en 3,675,000 toneladas en la campaña 2023/2024, una ligera caída de -0.84% respecto a las 3,706,000 del año anterior. A pesar de la contracción, el crecimiento de los envíos desde Chile y China compensó las pérdidas de Turquía y Estados Unidos.
China elevó sus exportaciones hasta 480,000 toneladas (23%). Simultáneamente, sus importaciones cayeron por quinto año consecutivo, bajando más de -25% hasta las 130,000 toneladas, debido al crecimiento sostenido de su oferta interna de alta calidad. India también aumentó sus exportaciones, alcanzando 295,000 toneladas (13,000 toneladas más), con un fuerte impulso hacia los mercados de la Unión Europea. Chile, por su parte, incrementó sus envíos en 68,000 toneladas, alcanzando las 565,000, con Estados Unidos como principal destino.
Zonas seleccionadas
En este contexto global, el ingreso de República Dominicana al mercado internacional no fue casual. El país venía preparándose desde hacía varios años, con proyectos agrícolas ambiciosos respaldados por políticas públicas, inversión privada y asistencia técnica internacional. Venían gestándose avances en zonas seleccionadas del país, como Guayubín (Montecristi), San Juan y Baní (Peravia).
Por primera vez se introdujeron en suelo dominicano las variedades Allison y Timpson, que son altamente valoradas por su sabor, color y resistencia durante la cadena de distribución. A través de alianzas con la empresa internacional Bloom Fresh, el país desarrolló una estrategia orientada no solo a producir para el consumo local, sino también para exportar a mercados exigentes como el estadounidense.
Un costo inicial elevado, pero luego es más bajito
Este país no pretende ser el primero en el mundo -por ahora-, pero sí aspira y está trabajando para ser un jugador importante como exportador de uvas. El ingreso oficial de República Dominicana al comercio internacional de esa fruta marca un hecho de elevado valor y representa una señal de madurez del sector agrícola. La combinación de tecnología, planificación estratégica y acceso a mercados ha permitido que una fruta tradicionalmente importada hoy comience a figurar con sello nacional en góndolas extranjeras. El costo de producción inicial de una hectárea de uva supera los US$40 mil (más o menos RD$2.4 millones). Es más alto que cuando se produce otro rubro, como los tradicionales. Ese costo inicial incluye la infraestructura colocada, que sigue usándose.